De "nos fumigan" a "manipulan el clima". Se trata de frases cada vez más extendidas en las redes sociales en los últimos tiempos, en los que nuestro país atraviesa una situación de sequía que se agrava con el paso de los meses.
La teoría incluso llegó al Congreso de los Diputados a principios de mayo, cuando el diputado que abandonó Ciudadanos, Pablo Cambronero, registró una pregunta en la Cámara acerca de los efectos de la sequía. "¿Está el Gobierno manipulando el tiempo a través del rociado aéreo de productos químicos? En caso afirmativo, ¿qué productos, modos, sistemas y medios está usando el Gobierno para esta manipulación?", era la primera pregunta, a la que le seguían otras dos cuestiones.
"¿Qué planes está ejecutando el Gobierno para abordar la situación de sequía?" y "¿Tiene previsto el Gobierno derruir más embalses, presas o sistemas de almacenamiento de agua? ¿Cuáles son?", fueron las otras dos preguntas que registró Cambronero.
¿Qué dice la teoría de los chemtrails?
La teoría proviene de hace varios años, cuando usuarios alertaron a través de redes sociales sobre lo que consideraban como "estelas químicas" o "quimioestelas" ("chemtrails", en inglés) con diferentes fotografías y mensajes en Twitter o Instagram. Con este concepto de "chemtrails" definen lo que para ellos supone el resultado de unas prácticas realizadas o permitidas por los gobiernos a espaldas de la ciudadanía con el fin de modificar el clima o dispersar sustancias peligrosas sobre la población por
intereses ocultos, algunos de ellos perversos e incluso genocidas.
Además de las estelas en el cielo, otros contenidos virales sobre los "chemtrails" muestran fotos de barriles o tanques con sustancias supuestamente químicas a bordo de aviones.
"Todos los días nos roban las nubes y a saber lo que nos fumigan" o "no es cambio climático, es manipulación del clima" son algunos de los mensajes que lanzan los usuarios que difunden estos bulos a través de la red, con publicaciones que suelen tener un alto alcance y generan multitud de comentarios.
La realidad tras los chemtrails: la AEMET explica por qué se producen las estelas
La Agencia Estatal de Meteorología publicó en abril un artículo en su blog titulado 'Algunas consideraciones sobre la modificación artificial del tiempo', en el que desmonta esta teoría y subraya que no se debe confundir la siembra de nubes y otras técnicas de modificación artificial del tiempo con las estelas de condensación de los aviones.
Tal y como explicaba la propia AEMET, las estelas de los aviones no son más que nubes de hielo con la apariencia de líneas largas que se forman al paso de la aeronave avión por condensación del vapor de agua cuando la atmósfera está suficientemente fría y húmeda.
Generalmente, se forman por la condensación del vapor de agua contenido en las emisiones de los motores y, cuanto más alto es el vuelo, más posibilidad hay de que la zona esté suficientemente fría para que se produzca el fenómeno.
La AEMET insiste en que las estelas han aumentado con el paso de los años debido a que se ha incrementado también la altura de los vuelos comerciales, a lo que se suma el progresivo incremento del tráfico aéreo.
No obstante, este fenómeno está descrito y documentado desde los comienzos de la aviación comercial y su explicación científica se puede ver detallada en un documento que fue publicado en 1953 en el boletín de la Sociedad Meteorológica Americana.
Si se observan las estelas en unos lugares más que en otros es por las diferentes condiciones atmosféricas. Cuando hay humedad suficiente en el aire, las estelas pueden durar varias horas y ensancharse convertidas en cirros y, más concretamente, en "antropocirros", término que engloba a los cirros que tienen origen humano.
¿De qué se componen estas nubes?
Estas nubes o 'antropocirros' se componen simplemente de vapor de agua condensado. Entre el 20 y el 50 % de los gases que expulsa el motor de un avión es vapor de agua emitido a más de 400 grados centígrados, que se condensa si la temperatura exterior es de cinco grados bajo cero.
En 2016, varias instituciones académicas estadounidenses sometieron las denuncias sobre fumigaciones nocivas al criterio de los científicos y 76 de los 77 químicos atmosféricos consultados concluyeron que no habían encontrado prueba alguna. El único que no respondió con un no rotundo se limitó a indicar que desconocía el motivo de los diferentes niveles de bario en sus experimentos.
Así funciona la siembra de nubes, la base de esta teoría de conspiración
La base sobre la que arraigan las elucubraciones sobre los "chemtrails" son los programas gubernamentales para intentar modificar localmente las condiciones meteorológicas, que existían desde 1946, con el método de "siembra de nubes", como explica la Organización Meteorológica Mundial.
Estos programas de manipulación meteorológica tratan de aumentar las precipitaciones en zonas de sequía, disipar nieblas peligrosas, disminuir el tamaño del granizo o evitar que llueva durante un evento, como fue el caso de la clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.
Consiste en "sembrar" las nubes con sal (siembra higroscópica) o con yoduro de plata, CO2 congelado o propano líquido (glaciogénica), según las condiciones atmosféricas. En España, se requiere autorización estatal, tal como dispone el Reglamento del
Dominio Público Hidráulico de 1986 que desarrolló la Ley de Aguas del año anterior.
¿Cómo afectan las estelas al cambio climático?
No obstante, por su condición de nubes, los cirros formados por estelas de aviones pueden contribuir al calentamiento del planeta. Si bien las nubes bajas suelen ser una barrera que filtra la luz solar y hace que descienda la temperatura en la superficie terrestre, los antropocirros de los vuelos comerciales, en cambio, están a más altura y no la filtran, mientras que sus cristales de hielo sí pueden atrapar el calor.
Así lo advertía una investigación del Instituto de Física Atmosférica de Alemania (DLR) publicada en junio de 2019. Los autores sostenían que las estelas de vapor de agua afectan a la crisis climática incluso más que el propio dióxido de carbono. Así, las nubes creadas por los aviones, que representan el 0,1 % de la nubosidad del planeta, supondrían un 3,5 % del impacto de las actividades humanas en la crisis climática, en base a un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC).