REPORTAJE

Todo el vidrio es aprovechable y no pierde ninguna de sus cualidades al reciclarse

Viajamos con Ecovidrio a una de las plantas en las que reciclan el vidrio que recogen de los contenedores verdes instalados a lo largo de toda la geografía española, conocidos como “iglús”. Concretamente a la ubicada en Cadrete, Zaragoza, donde nos enseña cómo funciona ese proceso su director gerente, Carlos Mallén. Escucha en el audio el proceso de reciclaje

ondacero.es

Madrid | (Publicado 26.02.2019 13:55 )

Su empresa se encarga de la recogida de todos los iglús de Aragón, más de 7.000, unos 1.500 que hay en La Rioja y más de 14.000 en la Comunidad Valenciana, otra de las comunidades donde tiene presencia. Todos los envases de vidrio introducidos en los iglús, se recogen y se transportan a la planta de tratamiento, donde se reciclan al 100%.

Es un proceso mecánico y automatizado, realizado por máquinas, con ayuda de mano de obra humana. En la planta que dirige Carlos Mallén cuentan con 4 trabajadores, 3 de los cuales se dedican casi en exclusiva a luchar contra el gran enemigo del reciclaje del vidrio: la cerámina,

El vidrio llega en camiones a la planta de tratamiento, se pesa, se descarga y se traslada a unas cintas transportadoras que se encargan de separar el material útil de todo tipo de impurezas que, de forma indebida, se depositan en los contenedores verdes. Es increíble observar cómo por la cinta pasan envases de plástico, tapones, corchos, piedras, cerámicas, papeles, etc. Algunos de ellos se clasifican a su vez para enviarlos a sus respectivos recicladores.

Las cintas transportadoras llevan incorporado un separador magnético que recoge de forma continua una buena parte de los elementos férricos. Todo el material es sometido al campo magnético de un imán permanente, a fin de retirar los materiales metálicos, como son los tapones de frascos, tarros y botellas.

Después se clasifica el vidrio según su granulometría mediante diversas cribas. Los trozos de vidrio pasan a continuación por unas máquinas con sensores ópticos, que detectan a una velocidad de infarto los fragmentos que no se corresponden con el vidrio, apartándolo con un chorro de aire comprimido de la cinta. Así se consiguen eliminar gran cantidad de impurezas en el proceso de reciclado, aunque a veces se vuelve a reprocesar ya que quedan muchos trozos de vidrio que por su color, o porque lleve una pegatina, ha desechado.

Cuando ya está lo más limpio posible, el vidrio es triturado se convierte en calcín (vidrio seleccionado, limpio y molido), que permite fabricar envases de vidrio exactamente iguales que los originales. Ecovidrio trabaja con esta planta y con otras 14 plantas de tratamiento de vidrio distribuidas por las distintas Comunidades Autónomas.