Mediante un procedimiento mínimamente invasivo guiado por imágenes, investigadores de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA ) han restaurado el sentido del olfato en pacientes que han sufrido COVID persistente.
La parosmia, una afección en la que el sentido del olfato ya no funciona correctamente, es un síntoma asociado al COVID-19. Aproximadamente el 60% de los pacientes la ha sufrido y aunque la mayoría recuperaron el sentido del olfato, en algunos pacientes con covid persistente, el problema se mantiene durante meses, o incluso años, lo que repercute negativamente en su apetito y su calidad de vida.
"La parosmia post-COVID es común y cada vez más reconocida", ha señalado el autor principal del estudio, Adam C. Zoga, MD, MBA, profesor de radiología musculoesquelética en Jefferson Health en Filadelfia, Pensilvania. "Los pacientes pueden desarrollar aversión por los alimentos y bebidas que antes disfrutaban".
El sentido del olfato distorsionado también puede afectar la percepción del olores, y algunos pacientes pueden sufrir fantosmia, una condición que hace que las personas perciban olores que en realidad no existen.
Para evaluar un posible tratamiento para pacientes con parosmia, los investigadores estudiaron los beneficios potenciales del bloqueo de ganglios estrellados que se encargan de procesos involuntarios como la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la respiración y la digestió. Estos ganglios envían ciertas señales a la cabeza, el cuello, los brazos y una parte de la parte alta del pecho.
El equipo ha bloqueado los ganglios estrellados mediante una inyección de anestésico para estimular el sistema nervioso autónomo regional. El procedimiento es mínimamente invasivo, dura menos de 10 minutos y no es necesaria sedación ni analgesia intravenosa.
"La parosmia se ha descrito anteriormente como un trastorno poco frecuente que se produce tras traumatismos cerebrales, cirugía cerebral, ictus, síndromes víricos y con algunos tumores de cabeza y cuello", dijo Zoga. "No estábamos totalmente seguros de que el procedimiento funcionara para la parosmia".
El estudio se ha llevado a cabo con 54 pacientes con los que habían fracasado todas las terapias anteriores y se siguió el caso de 37 de ellos.
"El paciente inicial tuvo un resultado tremendamente positivo, casi de inmediato, con una mejoría continuada hasta el punto de la resolución de los síntomas a las cuatro semanas", afirmó Zoga.
Tras la inyección, se hizo el seguimiento de 37 pacientes(65%); de ellos, 22 mejoraron los síntomas en menos de una semana y de estos 22, 18 informaron de una mejoría progresiva significativa un mes después.
A los tres meses, se produjo una mejora media de los síntomas del 49% (rango del 10% al 100%) entre los 22 pacientes.