Madrid |
Un dron no es un juguete, sino una aeronave que no puede volar en cualquier parte. Cuesta entre 50 y 1.000 euros y se puede utilizar siempre que no ponga a ninguna persona en peligro, a una altura máxima de 130 metros.
Isabel Maestre, directora de Agencia Estatal de Seguridad Aérea, comenta los lugares en los que está prohibido: "No se puede usar en zonas cercanas a aeropuertos ni tampoco por encima de ciudades o un grupo de personas al aire libre".
El número creciente de drones llevó a Fomento a establecer una serie de sanciones: las leves o las más graves, que van desde la multa de 90.000 euros.
Los daños causados por los drones son responsabilidad directa de quien lo maneja. Además, si el dron tiene cámara, hay que tener permisos; al igual que de los titulares de recintos, además de respetar la ley de protección de datos.
En España, ya hay cerca de 4.000 empresas que se dedican al uso profesional de drones y más de 6.400 aeronaves.
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