El "violador del ascensor", excarcelado tras la derogación de la doctrina Parot y ahora detenido por cuatro agresiones sexuales, apresaba de noche a sus víctimas cerca del hospital de la Paz, en Madrid, las maniataba y tapaba los ojos para llevarlas hasta un piso de Segovia donde las violaba.
En el bajo del edificio número 16 de la calle Dámaso Alonso de Segovia vivía de alquiler Gallego desde hacía más de dos años, según han confirmado en declaraciones a Efe los vecinos, quienes además han explicado que no tenían trato con el detenido.
La sorpresa es aún mayor porque, según han asegurado sus inquilinos, el edificio cuenta entre sus vecinos con varios guardias civiles, funcionarios de prisiones, bomberos, policías locales y nacionales.
Del detenido han dicho que era un hombre que no daba buena impresión y que su nerviosismo y sus manías, como la de cerrar constantemente todas las puertas con llave o pestillo, no les daban confianza.
Algunos lo han definido como "una persona rara y poco agradable con mirada huraña y desconfiada" y han subrayado que en más de dos años nunca puso su nombre en el buzón.
Desde las 7:30 de la mañana de ayer se comenzaron a ver policías por la zona y el registro se efectuó entre las 9:30 y las 19:00 horas, además, según han indicado los vecinos, el acusado permaneció sentado en el descansillo toda la jornada mientras los agentes sacaban un gran número de cajas y bolsas del interior.
Una de las propietarias ha afirmado que al conocer la noticia se le pusieron "los pelos de punta" porque ella como muchos de los vecinos de la zona tiene hijas.
Según han indicado, Gallego estaba en el paro y vivía solo con un perro de raza pequeña al que paseaba por la zona varias veces al día, pero su novia frecuentaba la vivienda "muy a menudo".
Eso sí, han asegurado no haber sospechado en ningún momento que en ese piso pudiera estar cometiéndose una "atrocidad así" y han confirmado que tan solo se oía "mucha actividad" en la vivienda entre las tres y las seis de la tarde.
En un bar próximo al bloque de pisos los camareros han asegurado que todos los días iba al menos una vez, frecuentemente con su novia, y que parecía una persona "completamente normal, muy amable y no daba problemas".