Seis años después de que los actos realizados por "La manada" y su posterior sentencia se hiciesen eco en cada rincón del país, se aprobó en el Congreso de los Diputados, el 7 de octubre de 2022, la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, conocida como Ley del 'solo sí es sí'.
Esta modificación en el Código Penal implica un cambio de paradigma que castiga como agresión toda conducta sexual que no cuente con el consentimiento de las personas implicadas. Es decir, es necesario el 'sí'.
La Ley Orgánica de Garantía Integral de Libertad Sexual pretende evolucionar de un sistema que implica demostrar que la víctima se negó y resistió a otro que requiere un consentimiento afirmativo y que acaba con la distinción entre abuso y agresión sexual (violación).
Por lo tanto, la nueva normativa sostiene que toda interacción sexual sin el consentimiento de la otra persona será una agresión y se castigará con una pena de prisión de uno a cuatro años.
A pesar de que a priori expertos juristas valoraron como un avance el cambio que trae la nueva normativa, la polémica no ha tardado en llegar: algunos condenados por delitos contra la libertad sexual han conseguido rebajas automáticas en sus penas al aplicarse la nueva ley.
Por lo tanto, ¿hasta qué punto es beneficiosa la Ley del 'solo sí es sí'? ¿Cómo afecta a las mujeres? ¿Supone verdaderamente un avance en el Derecho Penal español? ¿Está la mujer verdaderamente protegida ante la justicia?
Con el objetivo de hacer frente a estas cuestiones,Onda Cerose pone en la piel de Paloma, nombre ficticio para preservar la identidad de una mujer víctima de agresión sexual y maltrato psicológico.
Pregunta: ¿Cree que la nueva Ley del 'solo sí es sí' optimizará la forma en la que la justicia española trata los casos de violencia de género?
Respuesta: me gustaría pensar que sí, pero es muy complicado. Para las mujeres es muy difícil demostrar que hemos sido víctimas de violencia sexual si no tenemos marcas y huellas de ello en nuestro cuerpo. De hecho, no tengo claro en absoluto que esto se pueda conseguir algún día.
Me encantaría que un juez o una jueza fuese capaz de identificar de manera clara cuando una mujer ha sido víctima de violencia de género sin necesidad de mostrar heridas, hematomas o cualquier señal de resistencia, pero no lo veo nada fácil.
Pregunta: ¿Considera que esta nueva normativa protege a las víctimas de violencia de género?
Respuesta: En absoluto. En el mejor de los casos, la ley castiga a los agresores y maltratadores pero, ¿quién se encarga de la víctima?
Por ejemplo, en el caso de "La manada", esa chica crecerá, se casará, será madre e incluso abuela, en caso de ser capaz de volver a estar con un hombre , claro, pero ¿qué ley se encarga de la marca tan a fuego que le ha quedado tras este episodio de agresión sexual?
Es más, la justicia debe de pensar que con los años de condena que cumplan los responsables de esta violación, la víctima ya va a vivir tranquila, va a rehacer su vida y va a poder seguir adelante perfectamente. Y es imposible, pasarán los años pero la herida nunca va a cerrar, siempre sangrará. Esto nadie lo cura y mucho menos la ley.
Aunque me encantaría creer en la justicia, hasta la fecha nunca he sentido ningún respaldo, ni ayuda, ni tampoco comprensión por ninguna figura jurídica. Solo he recibido decepciones, disgustos e incomprensión por parte de la justicia. De hecho, en mi caso, quienes más me han perjudicado y menos me han entendido han sido las juezas mujeres.
Pregunta: Cuando se enfrentó al juicio, ¿qué necesitaba mostrar para que el juez le creyese?
Respuesta: necesitaba demostrar que había sido víctima de un maltrato físico. Lo ideal cuando te presentes en el juzgado como víctima de violencia de género, es tener un parte médico que confirme que efectivamente presentas lesiones y, de esta manera, lograr tener una veracidad.
Pero, ¿qué ocurre si, cuando estás siendo víctima de una violación, entras en estado de shock y por miedo te quedas completamente paralizado? En ese caso, no muestras ningún signo de resistencia. Entonces, ¿cómo lo demuestras ante un juez? Es puro miedo, puro pánico... te paralizas y tienes todas las de perder, por un acto involuntario que hace tu cuerpo.
Pregunta: ¿En algún momento fue víctima de maltrato físico?
Respuesta: Sí. Cuando ya estábamos divorciados, él seguía trabajando en la empresa de mis padres, porque les daba pena echarle y dejarle sin trabajo. Un día, vi que mi exmarido estaba buscando en el ordenador maneras de hacernos daño, por ejemplo, denunciarnos a Hacienda. Yo entré y vi donde se había metido.
Cuando se dio cuenta, me agarró del brazo, me sacó, me zarandeó y me golpeó contra una mesa. En consecuencia, uno de los chicos vino corriendo a ayudarme y llamó a la policía. Yo me asusté muchísimo porque le vi fuera de control.
Tengo fotos de los hematomas que me salieron a raíz del golpe. Pero no me atreví a denunciar en ningún momento. Todos los juicios que he afrontado después de mi divorcio han sido porque él me llamó para ello, solicitando ver a mis hijos.
Pregunta: ¿Llegó a sufrir agresión sexual por parte de su exmarido?
Respuesta: sí, en varias ocasiones a lo largo del matrimonio. Yo no quería tener relaciones sexuales con él, pero el no lo respetaba, me obligaba y me forzaba.
Si no lo hacía, me machacaba, especialmente a nivel psicológico. Dejaba de hablarme y empezaba a torturarme en el día a día.
De hecho, cuando estaba embarazada de mi hijo pequeño, al que nunca quiso tener, me torturaba de tal manera que me obligaba a hacer todas las tareas de casa, cargar sola con todas las bolsas de la compra, iba al médico siempre sola porque no me quería acompañar y nunca quiso que mis padres vinieran conmigo al ginecólogo, lo paseos que debía dar por el embarazo también los hacía sola mientras lloraba... incluso cuando estaba enferma ni si quiera se preocupaba por mi salud. Fue un infierno.
Y, cuando no me quería acostar con él, me insultaba, me decía "hija de puta, no vales para nada, te vas a cagar, no solo tú, también tu familia, eres una zorra...". Era una persona fuera de control a quien tenía mucho miedo. Llegué a pensar que, si así era la vida, yo no quería vivir más.
Pregunta: ¿Por qué decidió no denunciar?
Respuesta: nunca me atreví a acercarme a un juzgado, tenía mucho miedo. Yo siempre he ido donde me han llamado, pero nunca he puesto una denuncia. Simplemente, en una ocasión, pedí unas medidas cautelares para proteger a mis hijos de su padre, ya que ellos también le tenían miedo.
Aún teniendo golpes, no me atreví a denunciarle porque de por medio estaba mi familia. Tenía pánico a que él pudiese hacer daño a mis seres queridos y cumplir las amenazas que, desde nuestra boda, siempre hizo, entre ellas, hundir a mi familia, tanto a nivel económico como personal. Fue este miedo el que me llevó a no querer complicar más las cosas.
Otra de las razones que me llevó a no denunciar fue la manera en la que el Derecho Penal y la justicia española trata los casos de violencia de género.
Es tan mal cómo te sientes en un juzgado, es tanta la incomprensión que hay a nivel legal... Esto, unido al sufrimiento que llevaba dentro y la imposibilidad que tenía de demostrar todo mi dolor y de que la ley me comprendiese, me protegiese y te ayudase, me llevó a no llamar nunca a la policía.
Pregunta: A día de hoy, ¿se arrepiente de no haber denunciado?
Respuesta:Es un auténtico calvario, pero no me arrepiento de no haber puesto una denuncia.
Volvería a aguantar y a callar porque, a pesar de la nueva ley de libertad sexual que ya ha sido aprobada, sigo pensando que, a nivel legal, no hay nada establecido que verdaderamente ayude a la mujer en este sufrimiento, especialmente en los casos de víctimas de maltrato psicológico, que, en mi opinión, es aún peor que el maltrato físico.
El infierno que supone ser víctima de maltrato psicológico solo lo vives en tus cuatro paredes: en tu casa, en tu interior y, por desgracia, tus hijos también lo viven. Ni un vecino con proximidad, ni una amiga, ni si quiera tus padres lo saben. Únicamente conocen este sufrimiento los que han vivido bajo un mismo techo. Por lo tanto, ¿cómo consigues demostrarlo a ojos de la ley?
Creo que, por muchas reformas que hagan en el Código penal, es absolutamente imposible.
Pregunta: ¿Qué norma debería entrar en vigor para proteger a las víctimas de maltrato psicológico?
Respuesta:Es cierto que todo está muy viciado. La típica frase de "cuando la mujer se divorcia le deja al hombre sin nada. Ella se lleva el coche, la casa y los niños", ha perjudicado mucho a aquellos casos en los que ha ocurrido al contrario, como el mío. Y lo que es aún peor, por el simple hecho de ser mujer, no tienes manera de demostrar que es el hombre quien se lo ha llevado todo.
La respuesta a esta pregunta me la dio una jueza en el primer juicio en el que mi exmarido me sentó, cuando me dijo que yo tenía el típico perfil de ser una mujer que simplemente buscaba machacar a su marido y quedarse con todo su dinero. ¿Por qué? Porque mis padres tenían una buena empresa, mis hijos iban a un buen colegio y porque económicamente quizás se me veía mejor situada que a él. Nada más. Solo por la careta exterior, por mi apariencia.
Además, en todos los sitios ponía que todo lo pagaba yo, porque durante el divorcio accedí a hacerme cargo de todos los costes de la casa y de los niños, entonces él se acogió a ello y fue visto ante la justicia como un hombre indefenso.
A día de hoy me sigo preguntando: ¿Por qué una jueza no se mete en investigar emocionalmente el caso? Ya no solo a mí, también a mis niños. Y me dice que soy el típico perfil de mujer que hace daño a un padre con sus hijos. Eso existe, por supuesto, pero cuando no es tu caso, te toca cargar con la mochila de este tipo de mujeres y es muy injusto.
Yo no digo que todos los hombres sean malos, en absoluto, yo tuve muy mala suerte pero también hay hombres buenos y nobles. Pero, por favor, le pido a la justicia que tampoco diga que todas las mujeres actuamos igual y buscamos hacer daño.
Aquel día, la ley se puso de su lado, de lado del perverso y del maltratador, y todo porque muy sutilmente él fue de pobrecito, diciendo que yo le había destrozado la vida, que le había quitado a sus hijos y que se había quedado sin trabajo, cuando realmente seguía trabajando en la empresa de mis padres, porque ellos no le echaron.
Incluso, de 150 euros que daba a cada uno de nuestros tres hijos, consiguió que el juez dijese que no podía hacer frente a ese pago. Por ello, pasó a darle solamente 100 euros a cada hijo ( lo que le dan los presos que están en la cárcel a sus hijos). No pagaba ni alimentación, ni colegio, ni uniformes, ni extraescolares, ni la casa... nada de nada.
Como buen manipulador, él supo adoptar perfectamente el perfil que tenía que mostrar en un juzgado, de perfil bajo. En cambio, yo no me sé defender en un juicio.
La justicia no ha sido capaz de ver nada más y, lo que ha visto, ha sido todo equivocado. Equivocado también por mi miedo a no saber luchar, a ser cobarde, a no pisar fuerte con buenos abogados y a no saber moverme en el ámbito de la justicia.
Pregunta: Fue verdaderamente el miedo lo que le paralizó
Respuesta: La palabra "miedo" me hizo mucho daño. Por miedo, llegué a firmar con él que yo me hacía cargo absolutamente de todo. Solo quería que se alejase de mí y que el infierno que estaba viviendo acabase. Esa fue mi máxima de divorcio.
Pregunta: ¿Qué debería cambiar en la justicia española para que otras mujeres no vivan su misma situación a nivel jurídico?
Respuesta:: al final todo radica en la educación. Si una jueza crece en un entorno machista, va a tener una manera de ver las cosas machista. En cambio, si esa jueza crece en un entorno más liberal y ha vivido diversas experiencias como mujer, va a saber volcarlo a la hora de trabajar.
Pienso que es posible mejorar de manera notable la manera en la que la justicia española trata los casos de violencia de género, pero hay que cambiar tantísimas cosas... especialmente desde pequeños, a través de la educación. Es fundamental educar a los niños en cómo respetar y valorar a una niña, y viceversa.