El juego del calamar se ha convertido en el mejor estreno de la historia de Netflix. Una serie que más allá de su argumento, retrata una situación habitual en Corea del Sur como la que le sucedió a Lee Chang-Keum, un coreano al que le ha resultado muy complicado seguir la serie por los difíciles recuerdos que le venían a la mente según ha relatado a Asociated Press
Lee ve un reflejo de sí mismo en el protagonista de la, Seong Gi-hun, un trabajador despedido que se enfrenta a una familia rota y lucha con constante con sus deudas y ludopatía. Seong es amenazado y golpeado por gánsteres para que ceda sus órganos como garantía. Hasta que recibe una misteriosa oferta para entrar en una serie de juegos y llevarse un suculento premio.
"Algunas escenas me resultaron muy difíciles de ver", confesaba Lee, que tenía su empleo en Ssangyong Motors de Corea del Sur hasta que fuera despedido junto a 2.600 compañeros lo que le llevó a tener graves problemas financieros y depresión. Después de años de protestas, batallas judiciales e intervención del gobierno, Lee y cientos de otros trabajadores de Ssangyong fueron readmitidod. Pero muchos de ellos no tuvieron esa opción. Entre los despedidos comenzaron una serie de suicidios, así como de algunos familiares, al verse sumidos en la miseria.
Suicidos debido a despidos
Un informe de 2016 de investigadores médicos de la Universidad de Corea dijo que al menos 28 trabajadores despedidos de Ssangyong o algún familiar murió por suicidio o por problemas de salud graves, incluidos los relacionados con el trastorno de estrés postraumático.
Tras la guerra de Corea que terminó en 1953, el país tuvo un espectacular resurgimiento basado en la potencia mundial de Samsung y también cimentada en la industria cinematográfica o la más reciente del K-pop. Sin embargo, hay otra cara. Lee relata como tras los despidos en 2009 ocuparon la planta de Ssangyong durante semanas en las que sufrieron una gran represión de las autoridades. Eso recuerda a un flashback del protagonista de la ficción en el que uno de sus compañeros era asesinado en la fábrica.
Condiciones laborales indignas para los inmigrantes
La serie refleja otras realidades como la del personaje Ali Abdul, un trabajador de una fábrica indocumentado, procedente de Pakistán con dedos amputados y un jefe que se niega a pagarle, personificando cómo el país explota a algunas de las personas más pobres de Asia mientras ignora las peligrosas condiciones laborales y salariales. O la de Kang Sae-byeok, una refugiada norcoreana carterista que no había conocido nada más que una vida dura en las calles y está desesperada por conseguir dinero para rescatar a su hermano de un orfanato y sacar a su madre de Corea del Norte.
La deuda de los hogares supera al PIB anual de Corea del Sur
Muchos surcoreanos se desesperan por avanzar en una sociedad donde los buenos trabajos son cada vez más escasos y los precios de la vivienda se han disparado, lo que atrae a muchos a pedir grandes préstamos para apostar por inversiones financieras de riesgo o criptomonedas. La deuda de los hogares, de más de 1.800 billones (1,3 billones de euros), supera ahora la producción económica anual del país. Los tiempos difíciles han derivado en una enorme reducción de la tasa de natalidad.
Los duros datos de suicidios en Corea del Sur
Una media de 14.000 surcoreanos se suicidan cada año lo que equivale a un promedio de 40 suicidios por día. La tasa de suicidios de Corea del Sur fue la más alta entre las naciones de la OCDE entre 2003 y 2013. Las últimas estadísticas muestran que una abrumadora mayoría de esas personas que decidieron terminar con sus vidas lo hicieron debido a dificultades financieras, en particular deudas.
La deuda de los hogares del país ha aumentado al ritmo más rápido en ocho años. Es casi 1,6 veces el ingreso disponible bruto anual del país. La deuda per cápita asciende a 20 millones de wones, una cifra asombrosamente alta.
La tasa de suicidios entre los coreanos de entre 30 y 50 años ha ido en aumento desde 2011, lo que es un asunto de "grave preocupación". A este problema se suma la escasa concienciación del gobierno. El Ministerio de Salud reservó solo el 0,26 por ciento del Fondo Nacional de Promoción de la Salud para programas de prevención del suicidio.
Es llamativo que la media de tarjetas de crédito por habitante coreano es de cuatro. El año pasado, el valor del gasto con tarjetas de crédito en Corea del Sur alcanzó un total de 806,19 billones de wones (693.000 millones de dólares),. El uso de tarjetas de crédito representó el 71,7 por ciento del gasto privado total el año pasado. Incluidas las tarjetas de débito, el uso de métodos de pago electrónicos no monetarios representó el 90 por ciento del gasto privado total.