En uno de los momentos más especiales de la velada, los intérpretes de "Ha nacido una estrella" trasladaron a la gala de los Óscar la grandísima complicidad de la que ya hicieron gala en la película, lo que fue recompensado por el público con un grandísimo aplauso.
Sin embargo, Lady Gaga y Bradley Cooper se olvidaron de todo lo que les rodeaba y solo tuvieron ojos el uno para el otro, con una puesta en escena perfectamente estudiada.
Una complicidad que acabó con ambos actores sentados al piano que tocaba la cantante en los últimos acordes de "Shallow", mejilla contra mejilla, ojos cerrados y una expresión dulce que se metió a los asistentes en el bolsillo.
"Shallow" había comenzado solo con unos acordes de guitarra mientras Cooper y Lady Gaga subían al escenario, desde el patio de butacas, tomados de la mano.