Solía ir todos los días a la Universidad, deambular por el campus sin collar, con cara de pena y pidiendo comida a todo el que se cruzaba en su camino. Todo apuntaba a que se trataba de un perro callejero; por lo que para estudiantes y maestros era imposible negarle la comida.
Tras mucho tiempo siguiendo esta rutina, la Universidad ha descubierto que la realidad es muy distinta. "El perro vaca" se llama Blanqui, tiene dueño y casa y está perfectamente cuidado y, sobre todo, alimentado. Además, al hacerse conocido el caso, se ha descubierto que Blanqui seguía la misma táctica a las puertas de una carnicería de la ciudad. Vamos, que nada de perro callejero, simplemente un perro con mucho morro.