Al llegar a casa, la niña le mostró a su madre uno de los botecitos. Después sacó otro y luego otro más. Dijo que otro niño le había dado los botecitos mientras jugaban en el centro de día.
La madre, preocupada, se los llevó a la policía. Tras analizarlos, las autoridades confirmaron que la extraña sustancia blanca era cocaína. Entonces, se fueron inmediatamente al hospital a que le hicieran una prueba de orina a la menor, la cual reflejó la existencia de droga en el cuerpo de la niña.
"Estaba hiperactiva, hablaba sola y se miraba al espejo diciendo que veía a tres niñas como ella" asegura la madre al preguntarle por lo sucedido. También confiesa que, en otras circunstancias, podría haber pensado que estaba nerviosa por tomar azúcar.
Con Serenity a salvo, continúan las investigaciones para determinar cómo llegó la droga a manos de la pequeña. Se cree que alguien pudo lanzarla a través de la valla del recinto para deshacerse de ella, pero su forma y tamaño han sembrado la duda. La madre de Serenity, por otro lado, está muy preocupada por la posibilidad de que vuelva a suceder y exige el cierre del centro.
"Si mi hija se hubiera tragado las cápsulas, yo ya estaría planeando un funeral" dice Sabrina, madre de la pequeña; "sigue aquí porque, afortunadamente, las escupió a tiempo".