Tillie, de raza coquer spaniel, y Phoebe, una basset, son dos perras que salieron de su casa sin que nadie se diese cuenta mientras sus dueños daban una fiesta. Alguien se debió dejar la puerta abierta.
Cuando les llamaron no acudieron, así que todos los invitados buscaron por la casa, por los alrededores y no había rastro. Enseguida presentaron la oportuna denuncia por desaparición. Sus dueños, con el paso de las horas, pensaron que no las recuperarían nunca.
Una protectora de animales les ayudó en las tareas de búsqueda y publicaron en las redes sociales gran cantidad de fotografías de Tillie y Phoebe por si tenían la suerte de que alguien las viera o al menos las reconociera.
Pasaron varios días hasta que recibieron la llamada de un vecino alertándoles de que había visto una perra cerca de su casa que se parecía mucho a una de las que figuraba en las imágenes. Hasta allí se dirigieron varios miembros de la protectora y comenzaron a gritar los nombres de las perras. Tardaron poco en escuchar un ladrido que les puso sobre la pista...
Tillie estaba junto a un pozo de no mucha profundidad en el que había quedado atrapada Phoebe sin poder salir. La perra accidentada se encontraba en un rincón encima de unos trozos de cemento para que no le cubriera el agua, lo que le salvó la vida.
La sacaron y constataron que las dos estaban en buenas condiciones. Llamaron a los dueños para darles la feliz noticia y las dos perritas pudieron reunirse de nuevo con su familia.
Todos tienen claro que durante una semana Tillie se quedó a su lado, excepto algunos momentos en los iba en busca de auxilio. "Sin la ayuda de Tillie no hubiésemos encontrado a Phoebe. Una verdadera amiga y un humilde ejemplo del poder del amor'', comentaba una de las voluntarias que los encontró.
Su dueño, emocionado y agradecido, repetía una y otra vez que Tillie y Phoebe "son muy cariñosas y cuidadosas. Las dos son muy buenas amigas". Desde luego, ha quedado más que demostrado.