Madrid |
El protagonista de nuestra historia, que se llama Srikanth Gowda, lo que tiene es una plantación de café que no era visitada por aves sino por monos. Y los primates no parecen tener ningún respeto por los espantapájaros. En cambio, los tigres les aterrorizan.
El problema es que nuestro granjero no tenía ningún tigre a mano, así como animal doméstico, y tiró de lo que tenía a mano, su perro, al que pintó unas rayas oscuras en el lomo a modo de tigre. Lo hizo con spray de pelo, del que se usa para tapar las canas. Y funcionó. Nada más ver al perro con rayas, al que ellos identifican con un tigre, los monos huyen despavoridos de los sembrados.
Srikanth acostumbra ahora a llevar al perro un par de veces al día a vigilar su cosecha y ni un mono se acerca. La estratagema es tan eficaz que sus vecinos han comenzado a imitarle y están todos disfrazando a sus mascotas de tigres feroces.