Si hay un objeto extraño, maldito y polémico del pasado, esa es la conocida como «calavera del destino», la primera de trece que según la tradición, jamás deberán de ser reunidas. Fue supuestamente descubierta por el explorador Frederick Albert Mitchell-Hedges en la ciudad maya de Lumbaantún, y si bien es cierto que su historia en los últimos cien años ha estado rodeada de la constante sospecha de fraude, no menos lo es que todo lo que la rodea es tan enigmático como fascinante... propio de una película, que en este caso, tiene una parte importante de realidad.