"Borras es un perro con chispa y creo que por eso Alfonso Cuarón le eligió para Roma"
Cuentan que cuando Alfonso Cuarón vio a Borras no dudó en que este era el vivo retrato del perro de su infancia. Dejó de buscar perro para su película. Este mestizo de rottweiler llegó al casting acompañado de Manuel Montero, un entrenador canino que lo encontró vagabundeando por las calles y no dudó en recogerle y llevarlo a su veterinaria de confianza, Adriana Cruz. ‘Como el perro y el gato’ ha hablado con las dos personas que hicieron que Borras resurgiera de sus cenizas y se convirtiera en el animal más destacado de los Oscars 2019. Si hubiera un galardón para su categoría, esta año se la llevaría él.
¿Cómo fue la primera vez que viste a Borras?
Manuel: La primera vez que vi a Borras fue cuando estaba amarrado en una pared en un lote baldío con una cadena al cuello y obviamente le vi muy deteriorado. Pensé que debía ayudarle.
Adriana: La primera vez que yo le vi, vi un perrito miedoso, con la colita entre las patas, muy delgado (se le notaban las costillas), tenía secreciones en los ojos y no quería caminar del miedo. Lo bajaron de la camioneta donde lo traían. Le vi bastante enfermo, con lesiones debajo de un ojo. Después me di cuenta de que tenía sarna. Es decir, la primera impresión que me dio fue de un perrito bastante abandonado.
¿Qué proceso de recuperación comenzasteis?
Manuel: Lo primero que debimos hacer fue llevarlo con la veterinaria Adriana. Es lo primero que se debe hacer. El proceso después lo fue marcando ella, le puso el tratamiento adecuado para una rápida recuperación.
Adriana: de inicio le puse suero, obviamente no fue nada agradable para él, pero necesitaba hidratarse. Revisé cómo estaba su estado de salud en general: tenía fiebre; tenía secreciones en los ojos y la nariz; su piel venía con lesiones en el vientre y las axilas, que son consecuencia de la sarna... Le puse antibióticos y comencé con el proceso de tratamiento de la piel. Le dejamos aislado para que no estuviera tan nervioso, le tenía miedo a todo.
¿Cómo surgió que el perro participara en la película Roma, nada más y nada menos?
Adriana: para mí fue una sorpresa que el perrito participara en la película porque regularmente los animales que llegan en esas condiciones se logran dar en adopción y a veces regresan a consulta y hablas con los dueños, etc. Pero en este caso me avisa el señor Manuel Montero que lo habían aceptado para el casting porque habíamos hablado que tenía las características del perro que andaban buscando para Roma.
Manuel: todo fue una situación circunstancial porque me llamó una productora y me dicen que solicitan la búsqueda de un perro para la película Roma, que se llamaría Borras, etc. Como entrenador a veces nos piden ese tipo de cosas. Me mandaron las características que querían y me volqué junto con Leo -Leonardo Serrano, con quien estaba cuando lo encontró- en la búsqueda de un animal así. Les dije “tengo al perro” y mandé unas fotografías. Yo mientras había empezado la socialización de Borras. Me pidieron que lo llevara para presentárselo al señor Alfonso y le eligió. Se lo quedaron y yo me fui feliz pero tiempo después me llamaron para decirme que querían que fuera el encargado de Borras en el set.
¿Qué entrenamiento empezasteis entonces?
Adriana: yo soy médico veterinaria y entrenadora canina profesional, esto desde hace más de 27 años, pero en este caso solo ejercí como veterinaria. El que realmente le entrenó y socializó fue el señor Manuel Montero.
Manuel: Comencé cuando Borras empezó a sentirse mejor, alrededor de 10-15 días después del rescate. Primero empatizando con él, jugando con la pelota y socializándolo. Ahí empecé a notar que es un perro bastante entusiasta, que le gustaba saltar para jugar con los humanos. -La imagen más emblemática del perro es cuando salta en la valla de la casa-.
¿Cómo se portaba Borras en el set de grabación?
Manuel: Borras se portaba muy bien en el set de grabación. Eso creo que fue parte de la buena rehabilitación que se dio en un inicio para que él. Interactuaba de una manera excelente con la gente en el set: los actores, el stuff… Los niños jugaban mucho con él. Además, tiene facilidad de resolver ciertos ejercicios, muchas veces empleaba ciertas tácticas y se aprendía las escenas en dos o tres tomas y de repente se adelantaba a ellas. Se aprendía “su texto” al pie de la letra: si en una toma le indicábamos que tenía que salir corriendo hacia un lado, en la siguiente lo hacía ya solo. Tiene chispa.
Alfonso Cuarón lo eligió porque es idéntico por fuera y por dentro al perro que tenía de niño. Cómo es Borras.
Adriana: Borras, después de que le desentubamos, fue un perrito super amable ya que se dejaba tocar y ya no me tenía miedo. Le gustaba mover mucho la cola. Yo tengo una perrita en la clínica y se llevaba bien con ella. No tenía ya mayor problema.
Manuel: Es un perro con mucha chispa, alegría. Tiene una gran personalidad. Yo creo que Alfonso le eligió más que por el físico, por el interior. Por esa chispa que emanaba hacia la gente, esa aura. Creo que eso hizo clic en Alfonso Cuarón. Vi ese clic en él. En la grabación yo platicaba con él las escenas, qué era lo que tenía que hacer Borras. Afortunadamente, el perro respondió genial a lo que pedía el director.
¿Sabes que mucha gente está pidiendo un Dogscar para Borras? Incluso una marca de piensos ha mandado una petición formal a la Academia de Hollywood.
Adriana: Sí, supe que habían pedido lo del Dogscar para Borras. Se me hizo super chistoso y super padre porque casi siempre todos los créditos de las películas se los llevan la gente que trabaja en las películas y en el caso de los perritos, también ellos hacen su trabajo maravilloso. Se lo merece no solo por sobrevivir a una situación como en la que vivió sino que haya siempre siguió las indicaciones de sus entrenadores para Roma.
Manuel: No sabía que lo querían nominar para los Dogscars – se ríe-. Ahora que me mandas el link lo estoy viendo.
¿Van a llevarle a los Oscars?
Manuel: No sé, -duda- no tengo esa información la verdad.
¿Tiene familia ahora?
Adriana: sí, el perrito fue dado en adopción. Las personas que se lo quedaron decidieron guardar el anonimato por cuestiones de confidencialidad. Pero sí que quedó en una buena familia, creemos, y si fuera el caso contrario nosotros vamos a estar pendientes de eso.