Los animales fueron retirados el 31 de mayo de 2018 por parte de la Comunidad de Madrid y SEPRONA "con motivo de la ausencia completa de garantías por parte del titular y responsable del Centro […] de su protección y bienestar, con el consiguiente riesgo que para su salud y bienestar supone ser mantenidos en dichas condiciones".
La Federación de Asociaciones Protectoras y de Defensa Animal de la Comunidad de Madrid (FAPAM) y la protectora ANAA habían denunciado en varias ocasiones que estos animales vivían en presunto maltrato y el criadero trabajaba de forma presuntamente ilegal porque entre otras cosas vendía perros enfermos, tenía a los animales en pésimas condiciones y cobraba en 'dinero negro'.
Los perros presentaban enfermedades como dermatitis húmeda, enfermedades periodontales graves, otitis así como dolores y estrés debido a la presencia de parásitos internos y externos. Una yorkshire se encontraba en avanzado estado de gestación de un feto momificado que tuvo que ser asistida de urgencia cuando consiguieron rescatar a los animales del centro de cría.
Además, vivían enjaulados y hacinados, junto a aves rapaces y jaulas de ratas criadas para alimentar a las aves, en un estado calificado de "presunto maltrato animal" por parte de la Comunidad de Madrid.
Los canes pasaron entonces a ser responsabilidad de las asociaciones de Protección Animal y siendo tendidos por las casas de acogida adscritas a las asociaciones.
Ahora, un año después, el departamento jurídico de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid toma la decisión de devolverlos a un presunto maltratador por un error de forma en el procedimiento, según informa la plataforma #NoquieromorirenAltaneria, que “podría ser subsanado”, como nos comenta Matilde Cubillo, presidenta de FAPAM.
Campaña #NoquieromorirenAltaneria
Esta federación junto a ANAA ha creado la campaña #NoquieromorirenAltaneria para impedir que esta devolución se lleve a cabo.
La plataforma les acusa de:
• No tener un libro de registro actualizado y debidamente cumplimentado de entradas, salidas, y partos.
• No contar con un programa de cría responsable que implica la selección de los perros para favorecer que se mantengan las características positivas y evitar problemas hereditarios.
• Obviar los protocolos higiénico-sanitarios y la labor de veterinarios responsables que dieran un trato individualizado a los animales. Por lo tanto, no siguen un plan de vacunaciones, entre otras muchas deficiencias.
• No dar una correcta socialización de los cientos de cachorros que vende.
Para ser parte de la campaña #NoquieromorirenAltaneria hay que firmar la petición en Change.org (http://chng.it/WYK9MfdKKt) y descargar el cartel en www.noquieromorirenaltaneria.com o en redes sociales, hacerse una foto y compartirla en redes con el hashtag #NoquieromorirenAltaneria. Para impedir que estos animales vuelvan a la fábrica de cachorros de Atanería, S.L.
El papel de las autoridades municipales y autonómicas
No es la primera vez que Altaneria. S.L. se ve envuelta en acusaciones de maltrato animal. En 2012 también se abrió un expediente a su sede en Paracuellos del Jarama y entre 2017 y 2018 en su criadero de Pastrana, Guadalajara, salieron 75 perros dadas las condiciones que presentaban los mismos y tras abrirse diligencias previas en los juzgados de Guadalajara.
La pregunta es: ¿por qué las autoridades vuelven a abrir este recinto y permite a la empresa Altanería S.L. ponerse al cargo de ella si ya se ha demostrado en el pasado que en numerosas ocasiones ha ejercido presuntamente maltrato contra los animales?
“Queremos hacer ver a las administraciones que no solo las asociaciones animalistas queremos que haya un cambio por la protección animal sino que la gente de a pie – con las más de 94.000 firmas que ya llevamos en change.org- está pidiendo responsabilidades de los políticos ante casos como este”, explica Cubillo.
Este sábado 25 de mayo intentaremos contestar a las preguntas que surgen en el programa 'Como el perro y el gato' con Matilde Cubillo en el estudio de Onda Cero.