Los dispositivos electrónicos ya que están totalmente integrados en nuestra vida y realidad cotidiana y los empleamos aún más con la pandemia. Televisión, videojuegos, tabletas, ordenadores y teléfonos están presentes en la mayoría de los hogares con fines laborales y recreativos, por lo que es normal que los niños los adopten como un elemento más dentro de su vida, en definitiva, cada vez más, los niños y la tecnología van de la mano.
Según explica la Dra. Isabel Piqueras, pediatra del Departamento de Salud de Manises en el Centro de Salud, “el cerebro del niño los primeros 2-3 años se encuentra en un estadio muy poco desarrollado y es cuando se producen importantes cambios en volumen, estructura y desarrollo de circuitos neuronales por lo que la excesiva exposición a las pantallas puede conllevar un entorpecimiento en este desarrollo”. Déficit de atención, retrasos cognitivos o aumento de la impulsividad y falta de autocontrol son algunas de estas consecuencias que pueden darse.
Por este motivo los expertos aconsejan dosificar su tiempo de uso y no sacrificar otras actividades como el juego, la lectura o el deporte, sino integrarlas como una posibilidad más en la vida del niño.
“Se debe fomentar juegos libres que estimulen su imaginación y capacidad de resolver situaciones. Los más beneficiosos son aquellos que se producen en entornos naturales, con movimiento, manipulación de objetos”, afirma la pediatra. Además, es importante que los padres presten atención al tiempo que los niños dedican a las pantallas, “poner un horario que no supere una hora, y asegurarse que antes de usarlos se hayan cubierto otras necesidades, alimentación, sueño, deporte, actividad escolar…” recomienda la doctora.