Una alimentación menos saludable, consecuencia de la pandemia
Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) una de cada nueve personas (690 millones en total) lucha contra la hambruna y más de 650 millones sufren obesidad en todo el mundo.
La extensión de la COVID-19 ha provocado en todo el mundo una crisis social y económica sin precedentes recientes que, entre sus consecuencias a corto y medio plazo, puede deteriorar la calidad de la alimentación de una gran parte de la población y, a la vez, agravar el problema del desequilibrio alimentario en el mundo.
Según los datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) una de cada nueve personas (690 millones en total) lucha contra la hambruna y más de 650 millones sufren obesidad en todo el mundo.
Esta desigualdad podría verse incrementada si la crisis económica que está provocando la pandemia limita el acceso a alimentos saludables por falta de recursos económicos en la población.
Tal y como recoge el Grupo HLA, una alimentación poco saludable causa importantes problemas de salud. En 2019, España ocupaba la séptima posición europea en personas mayores de 15 años con sobrepeso u obesidad, casi un 62% , y, según el último estudio ALADINO sobre alimentación, actividad física, desarrollo infantil y obesidad, el 23,3% de los niños españoles tienen sobrepeso y el 17,3%, obesidad, siendo más prevalente en hogares con rentas bajas.
Los expertos aseguran que esta situación puede haberse agravado durante el confinamiento debido a los cambios en los hábitos de los ciudadanos.
Según Rocío Bueno, coordinadora del equipo de Nutrición del Grupo HLA, “el estilo de vida actual, con poco tiempo para todo, hace que empeore alimentación de los adultos y por ende la de los niños. A esto se le suma que cada vez tenemos más interiorizado uso de dispositivos electrónicos como entretenimiento, lo que reduce notablemente la actividad física y facilita que exista mucha publicidad enfocada a productos poco saludables, especialmente entre la población infantil. El confinamiento y las medidas de reducción de la movilidad para hacer frente a la pandemia han agravado esta situación”.