La caída del cabello es uno de los motivos más frecuentes en las consultas de dermatología, en los últimos años cada vez son más las personas que se someten a un trasplante capilar, una intervención que ha experimentado un aumento de un trescientos por cien en la última década. Se trata de una operación que se está consolidando como la solución más eficaz a largo plazo para tratar la alopecia, sobre todo la androgénica.
El origen de la alopecia puede ser genético u hormonal y lo más característico es la falta de densidad capilar por la zona frontal y superior de la cabeza y la coronilla. Para Sergio Vañó, dermatólogo, tricólogo y cirujano capilar, las técnicas de trasplante capilar con microinjertos foliculares más empleadas son la FUSS, que consiste en la extracción quirúrgica de una tira de la región de la nuca, y la FUE un tipo de trasplante que no deja cicatrices y en el que se implantan folículos individuales sin necesidad de pasar por quirófano. El crecimiento de pelo comienza a observarse a partir de los seis meses de la cirugía y “con esta técnica se consiguen trasplantar los cabellos en menos tiempo, con más precisión y logrando unos resultados más naturales”, añade Vañó.
Además de las técnicas de trasplante capilar con microinjertos foliculares se encuentran los tratamientos orales, uno de los que más se emplea para estos casos es el Minoxidil oral, también de uso tópico y prescrito por el sesenta por ciento de los dermatólogos.