Claves para convivir con la diabetes infantil
En la actualidad, se diagnostican 1.200 nuevos casos de diabetes infantil cada año, según datos oficiales.
El jueves 14 de noviembre se celebrará el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que no tiene edad: su variante tipo 1 es la tercera patología crónica más común en la infancia, y en nuestro país, afecta a unos 30.000 niños menores de 15 años, según datos de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE). Asímismo, como alerta el doctor Julio Maset, médico de Cinfa, “la incidencia de la diabetes tipo 2 entre los niños -muy ligada a obesidad y sobrepeso- ha crecido de forma alarmante en los últimos tiempos”. En la actualidad, se diagnostican 1.200 nuevos casos de diabetes infantil cada año, según datos oficiales.
A continuación Cinfa recoge 10 claves para padres y niños con diabetes:
- Normalizad la enfermedad y sensibilizad a vuestro hijo sobre ella. Cuando nuestro hijo ha recibido el diagnóstico de diabetes tipo 1, se precisa de un trabajo de educación en la enfermedad, tanto para el propio niño -el que mejor debe conocer su salud-, como para sus familiares, amigos y profesores, quienes también deben informarse sobre el control farmacológico y emocional de la diabetes.
- Seguid fielmente la dieta prescrita, evitando los hidratos de carbono simples (azúcar). Resulta fundamental limitar al máximo la cantidad de azúcares simples que nuestro hijo ingiere; es decir, los que se absorben rápidamente por el intestino y que provocan subidas rápidas de la glucemia, como azúcares refinados, zumos, miel, dulces (caramelos, pasteles o repostería industrial en general). En cambio, sí puede consumir hidratos de carbono complejos o de absorción lenta -patata, pan, legumbre, pasta, arroz, etc.-, siempre llevando a cabo un recuento de la cantidad que toma en cada comida.
- Aseguraos de que su alimentación es equilibrada y en horarios regulares. Tanto en casa como en el colegio, se debe moderar el consumo de grasas con el fin de evitar el sobrepeso y que disminuya la acción de la insulina. En cambio, los alimentos ricos en fibra, como la fruta con piel y verduras frescas o cocidas, son muy aconsejables, ya que esta sustancia ralentiza el paso de la glucosa a la sangre.
- Vigilad su peso. Todos los niños, pero especialmente los que sufren diabetes, deben mantener un peso normal que concuerde con su edad y características físicas. Si detectas variaciones de peso es posible que sea necesario ajustar la cantidad de calorías que tu hijo consume al día.
- Apostad por el ejercicio físico. Los niños con diabetes pueden practicar deporte como cualquier otro menor, siempre y cuando se hagan antes un control de la glucemia y realicen un cálculo para valorar un ajuste de la insulina necesaria e incluso un aporte de hidratos de carbono para realizar esa actividad. El ejercicio conlleva varios beneficios extra para ellos: favorece la disminución de glucemia, mejora la sensibilidad a la insulina y ayuda a perder peso.
- Controlad sus niveles de glucosa/glucemia. En general, los niños con diabetes necesitan realizarse varias veces al día un autoanálisis de glucosa que les aporte información sobre su nivel de glucemia, lo cual permite su autonomía y el autocontrol de la enfermedad. Los controles deben realizarse a determinadas horas (antes y después de comer, al acostarse, antes de realizar ejercicio físico o cuando se sospecha de una variación brusca de glucemia).
- Enseñadle a aplicarse la insulina por sí mismo. Todas las personas con diabetes tipo 1 se deben inyectar insulina, de acuerdo a la pauta que en cada momento indique su médico. Existen insulinas de acción rápida y de acción lenta que se combinan para intentar mantener la glucemia dentro de los límites normales, teniendo en cuenta comidas, ejercicio físico y periodos de sueño. Por ello, enseñad a vuestro hijo a aplicarse las inyecciones necesarias, con vuestra supervisión o la de sus profesores en el caso de los más pequeños.
- Aprended a reaccionar ante hipoglucemias e hiperglucemias. Por un desajuste entre la cantidad de insulina administrada y el requerimiento de glucosa del organismo, se puede producir hipoglucemia. Si no se trata, se puede producir una crisis, que se manifiesta con palidez, somnolencia, temblores, hambre o incluso pérdida de conocimiento. En estos casos, es crucial subir rápidamente los niveles de glucosa dando al niño algún alimento azucarado: azúcar, un refresco, un zumo de frutas o galletas, dejando que descanse y monitorizando la glucemia con más frecuencia. En caso contrario, cuando el nivel de azúcar en sangre es muy elevado, se habla de hiperglucemia, y el niño puede presentar cansancio, dolor de tripa, ganas de orinar, aliento con olor a fruta y mucha sed, aunque también puede ser asintomática.
- Confiad en el médico. En una enfermedad como la diabetes, que requiere un seguimiento constante, es fundamental establecer una relación de confianza con el médico especialista que lleve el caso de vuestro hijo. Acudid a él para consultarle cualquier duda o inquietud que os surja sobre el tratamiento o el manejo de la patología.
- Visitad al oftalmólogo periódicamente. Otro aspecto básico en los niños con esta enfermedad es la vista, que puede verse afectada por la diabetes. Más allá de las revisiones propias de la población infantil, en ellos se debe comprobar de manera anual el estado de la retina con exploraciones y exámenes del fondo del ojo. De esta manera, se intenta detectar precozmente la retinopatía diabética, primera causa de ceguera en el mundo occidental.