EN BUENAS MANOS

Los dentistas pueden detectar en la boca síntomas de la infección por VIH

En España, hasta junio de 2019, se han notificado 88.135 casos de sida, según datos del Ministerio de Sanidad. Asimismo, según los últimos datos de la OMS, 690.000 personas han muerto por causas relacionadas por el VIH y 1,7 millones se han infectado.

Redacción

Madrid |

Los dentistas pueden detectar en la boca síntomas de la infección por VIH | Redacción

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay 38 millones de personas con sida en el mundo. Con motivo del Día Mundial de la Lucha contra el Sida que se celebra el 1 de diciembre, el Consejo General de Dentistas recuerda que los primeros síntomas del VIH pueden manifestarse en la boca, por lo que es necesario acudir de forma regular al dentista, ya que suele ser el primero en detectar esta enfermedad.

En España, hasta junio de 2019, se han notificado 88.135 casos de sida, según datos del Ministerio de Sanidad. Asimismo, según los últimos datos de la OMS, 690.000 personas han muerto por causas relacionadas por el VIH y 1,7 millones se han infectado.

Debido al debilitamiento del sistema inmunológico, más de la mitad de las personas VIH positivas desarrollan síntomas en la cavidad bucal durante la enfermedad. La patología bucal más frecuente es la candidiasis, provocada por el hongo Cándida y cuyos signos pueden encontrarse en el paladar y dorso de la lengua. Las llamadas ulceraciones aftosas recurrentes suelen ser también comunes en personas inmunodeprimidas. Se trata de erosiones o úlceras superficiales, dolorosas y que pueden durar más de ocho o diez días.

En las encías, el dentista puede detectar eritema lineal gingival, que se caracteriza por una franja de color rojo intenso a lo largo de la encía, así como periodontitis necrotizante, una infección que se caracteriza porque el tejido gingival, el ligamento periodontal o el hueso alveolar presentan necrosis.

Otra de las afecciones es el Sarcoma de Kaposi, que se inicia como una mancha o placa eritematosa sin relieve que se localiza, de forma habitual, en el paladar y la encía. La lesión pasa a convertirse en una masa tumoral de crecimiento rápido.