Entramos en una etapa de preparar la mochila, el uniforme, el material escolar…, pero no nos olvidemos de la base: nuestros pies, advierten los expertos. En el caso de los niños, lo más importante es la prevención, porque «si haces un buen diagnóstico a tiempo durante el desarrollo, puedes evitarles muchísimos problemas, no solamente de pie, sino de tobillo, de rodilla, de espalda y de cadera«, explica el doctor Juan Carlos Carrera, jefe de Podología del Hospital Quirónsalud Málaga y acreditado como profesor de Patología y Cirugía del Pie en el New York College of Podiatric Medicine, perteneciente a la Universidad de Columbia, así como en la Universidad Complutense de Madrid.
Tal y como recoge Quirónsalud, ir al podólogo no es sinónimo de usar plantillas, ni mucho menos de hacerlo de por vida en caso necesario. «A veces, simplemente basta con unas recomendaciones posturales o de ejercicios, pero lo que está claro es la importancia de una valoración anual en todos los niños, porque si el calzado y el apoyo al andar no es el adecuado, el crecimiento y desarrollo del niño tampoco va a ser el correcto«, reitera. Por posturas inadecuadas se producen disimetrías, retracciones musculares, desviaciones axiales de rodilla… «Al estar creciendo el cuerpo, cuál pirámide, si la base no está bien, el niño va a crecer mal; evitable con una revisión anual de todos los niños desde el inicio de la edad escolar y mientras que perdure el crecimiento sería lo ideal«. Según el doctor, lo recomendable sería hacer la consulta para un estudio biomecánico de la pisada antes de la vuelta al cole y siempre previa a comprar el calzado escolar. Se trata de hacer lo que se conoce coloquialmente como estudio de la pisada; «mal llamado estudio de la pisada, porque lo que hacemos va mucho más allá de la pisada también en niños: realizamos un estudio de la morfología del pie y del aparato locomotor completo«.
Si se realiza de forma precoz el diagnóstico y tratamiento adecuado, la mayor parte de problemas en los pies y la marcha pueden solucionarse mediante ejercicios adaptados o plantillas personalizadas.
Consejos para una vuelta al cole con buen pie
Además del consejo de la revisión podológica previa a la vuelta al cole, el tipo de zapato dependerá de la edad y del pie y cuerpo del niño. Pero, como norma, el calzado está pensado para proteger el pie del suelo y el ambiente, así como mantener el pie sujeto a la vez que el máximo movimiento, por lo que se recomienda sistema de sujeción, que esté cubierto con tejido de piel natural, preferentemente, y transpirables y a la vez que mantenga el tobillo libre siempre que sea posible. Lo muy blando produce fatiga muscular, porque trabaja mucho el pie; y lo muy duro en los niños, produce necrosis en los huesos. Por otro lado, se aconseja que cuente con una suela de goma con un tacón de unos dos centímetros, una punta ancha redondeada, un contrafuerte o parte trasera algo más duro y rígido que el resto del zapato. Así, hay que limitar los distintos tipos de calzado a su uso funcional o temporal, como las zapatillas deportivas, que se deben usar con cierta moderación; las botas, para protegerse de la humedad o del frío; así como emplear las chanclas exclusivamente para ir la playa o la piscina, ya que es muy poco recomendable su uso general, al ir el pie suelto, desprotegido y en plano.
El zapato debe ser de la talla correcta; ni justos ni más grandes con la idea habitual de que sirva para el año siguiente, ya que puede producir daños y lesiones. Para saber la talla, se debe observar que sobre un dedo entre las puntas de los pies y el extremo superior del zapato. Básicamente, debe haber un centímetro entre ambos puntos.
También es importante desterrar la frecuente costumbre de heredar zapatos de hermanos u otros, ya que cada pie es diferente y es el calzado o la plantilla la que se debe adaptar al pie y no el pie al zapato. De ahí la relevancia del uso, en caso necesario, de plantillas personalizadas.