En ocasiones nuestro cuerpo acumula más grasa en unas zonas que en otras. Por eso, reducir los kilos de más no es un problema para muchas personas, pero sí lo es eliminar esas zonas rebeldes.
Y esto es lo que se conoce como grasa localizada, depósitos o acumulaciones de células grasas, también llamadas adipocitos. Aunque son normales en su forma y función, provocan un aumento local de volumen y una pérdida de la armonía y la simetría.
La doctora Marta Garay, especialista en medicina estética facial y corporal que desarrolla su actividad en el Grupo Pedro Jaén, me comenta que estas zonas se caracterizan por ser resistentes a las dietas rigurosas y a los programas de actividad física y por no depender del grado de obesidad, ya que también pueden presentarse en personas delgadas.
“Las zonas más habituales donde se encuentran son el abdomen, las caderas, los glúteos, los muslos o la espalda”, asegura la experta.
En cuanto a las causas, además de la edad, este trastorno tiene un gran componente genético y hormonal y también de verse condicionado por los hábitos de vida.
Por ello, tal y como expresa la Dra. Garay, “es importante hacer un diagnóstico exhaustivo en el que se recojan datos como la información nutricional, la práctica deportiva, antecedentes familiares o alteraciones metabólicas, además de la exploración física; y a partir de ahí elegir entre un amplio abanico de opciones, el tratamiento más indicado para el caso concreto de cada paciente”. Es lo que hay. Seguro.