Los mercadillos de Alemania son preciosos y genuinos, y encarnan la verdadera pasión por estos espacios de ocio y de reunión al aire libre que son de celebración colectiva en días fríos y oscuros, por eso los mercadillos abren todo el día, pero muestran todo su encanto cuando oscurece temprano y encienden las luces. Entonces se llenan con la magia de los árboles encendidos, de los escenarios iluminados para cantar villancicos, de puestos de venta que atraen con sus mercancías, y de puestos de comida y de bebida, también iluminados, con focos que hacen brillar los colores dorados de la cerveza, pero sobre todo los oscuros colores rojizos del glühwein, el vino caliente con canela.
Los mercadillos alemanes que resistieron muy bien incluso el acoso de la pandemia, porque, como se celebran al aire libre, permanecieron abiertos iluminando incluso aquellos días tristes.
Y siempre se han celebrado en las grandes plazas que hay ante las catedrales medievales alemanas, o en las plazas de mercado del centro urbano. Como las ciudades alemanas tienen grandes catedrales y centros históricos preciosos, sus mercadillos son encantadores, porque, a menudo, detrás de los puestos de venta, se levantan ayuntamientos monumentales, grandes templos o catedrales que son espectaculares, de manera que la arquitectura histórica de las ciudades alemanas contribuye hacer de los mercadillos de Navidad una experiencia cultural que invitan a compartir y a fomentan la tradición.
Encontraremos casetas para las compras de todos esos objetos que llevan el ambiente navideño a la casa, velas, arbolitos, Papás Noel, belenes, espumillones, coronas. Pero los mercadillos ofrecen de todo, desde comida y bebida a espectáculos musicales, canciones y aportan calor humano a la ciudad. Son días de mucho frío, pero también de mucha actividad en la calle, de compras, de entradas y salidas, de citas, con todo el mundo muy abrigado, y son días de llevar a los niños a los mercadillos callejeros para que se sumerjan en el ambiente irreal que se produce en ellos.
Y se come en la calle, se encuentran siempre salchichas bratwurst, pretzels, almendras tostadas, pan de jengibre y vino caliente especiado. Y una cosa que me gusta mucho es que los mercadillos alemanes son de verdad tradicionales, porque vienen de tiempos medievales. Y me encanta la presencia de los villancicos, porque en Alemania aman la música y celebran la Navidad cantando. Los mercadillos alemanes se llaman Weihnachtsmärkt, y están abiertos al menos los cuatro domingos de Adviento, terminando en Navidad.
El más famoso de Alemania es el de Nüremberg
Con más de tres siglos de historia es un mercadillo que instalan al pie de la silueta de su castillo imperial, junto a la iglesia de San Lorenzo y Nuestra Señora. Los puestos se sitúan alrededor de un belén, un pesebre, con grandes figuras de madera, venden un pan de especias navideño, que hacen con harina, miel, canela y clavo, y celebran una procesión de niños que fabrican sus linternas con velas y van desde la plaza hasta la fortaleza cantando... Pero también es muy conocido el mercadillo navideño de Fráncfort, que celebran desde 1393 en la plaza del Römmer, una plaza preciosa de casas de entramado de madera, donde se bebe el Appelwein, una especie de sidra, con Bethmännchen, un mazapán especial. En Colonia, a orillas del Rin, la Navidad mezcla encanto histórico y modernidad, con mercadillos en Colonia para todos los gustos, desde el clásico en la Catedral al alternativo mercado navideño LGBTQ+ en Rudolfplatz. Pero en todos puedes probar Reibekuchen, que son tortitas de patata.
Hay un importante mercado navideño en Leipzig
En la antigua Alemania del Este, en el centro histórico. Pero si queremos completar una lista mínima de ciudades interesantes por sus estupendos mercadillos deberíamos mencionar también Rothenburg en la Ruta Romántica, un pueblecito encantador, con sus casas de entramado y su arquitectura medieval bien conservada, famoso por su mercado navideño tradicional, que te sumerge en un cuento de hadas. Es una visita excepcional. Lo mismo sucede con Lübeck, una ciudad maravillosa, que está en la lista del Patrimonio de la Humanidad, y que cuando se viste de Navidad parece que el escenario de un cuento o de un musical
Hay mercadillos en ciudades grandes, como Stuttgart y Múnich
Los de Múnich son muy elegantes y expresan la calidez del carácter bávaro. La Marienplatz se transforma en un espectáculo de luces y colores, con el Ayuntamiento convertido en un gigantesco calendario de Adviento. Puedes usar la pista de patinaje sobre hielo de la Karlsplatz, y luego irte a tomar una salchicha bratwurst o un pretzel recién salido del horno. En Stuttgart, la magia de la Navidad se fusiona con la naturaleza en los mercados navideños de los Jardines de Schlossplatz, que se convierte en un bosque encantado, con puestos de madera de productos artesanales y luces entre los árboles, además de una pista de trineos y un carrusel antiguo. Pero yo destacaría también los mercadillos de una gran ciudad como Berlín, que hacen de la capital alemana un destino estupendo para escaparse en estas fechas que vienen.
Berlín tiene muchos mercadillos en las plazas y en las principales estaciones de metro
En Berlín abren mercadillos en todas partes. Seguramente, los más concurridos son los del centro, el de Alexanderplatz, el del Rotes Rathaus y el de Gendarmenmarkt, que es una preciosidad. Es una de las plazas más bonitas de Berlín, con los puestos ocupando el centro, todo iluminado, y esas fachadas neoclásicas rodeándolo, la del Konzerthaus y las dos catedrales, la francesa y la alemana.
Pero si quieres comprar un árbol de Navidad nada mejor que ir al mercadillo de Späth'sche Baumschulen. Berlín tiene muchas cosas especiales estos días, por ejemplo, el Christmas Garden Berlín, que es un montaje lumínico en el Jardín Botánico para crear un bosque mágico navideño, empezaron en 2016 y ha tenido un gran éxito. El mercadillo de Spandau es uno de los más grandes, en el recinto interior de la fortaleza renacentista, donde se puede dar un paseo en coche de caballos, ver un belén viviente con animales reales, escuchar la banda de música y los villancicos. El del Rotes Rathaus está delante del Ayuntamiento, en Mitte, y además de las casetas cuenta con una gran pista de hielo, una noria y un tiovivo para los más pequeños.
Podemos decir que los mercados navideños alemanes combinan la tradición con la creatividad contemporánea, como en Múnich, donde el arquitecto hispano alemán Ben Busche ha realizado iluminación moderna navideña, como antes había hecho en Madrid y cuyo trabajo se aprecia ya en todo el mundo. Pero en Alemania cada ciudad presenta su propio carácter y encanto, y todas comparten el espíritu cálido y festivo que hace de la temporada navideña un momento muy especial. Así que nada mejor que sumergirse en la magia navideña alemana y dejarnos llevar por la alegría que se percibe y respira en sus mercadillos.