Jordania es un país con muchos tesoros en su territorio, pero también en sus aguas submarinas. Concretamente en las del golfo del Mar Rojo y es que aunque la mayoría de los visitantes extranjeros venimos atraídos por las ruinas nabateas de Petra, el Mar Muerto, las ruinas romanas, los castillos de las cruzadas o los escenarios de cine de Star Wars y Lawrence de Arabia en el Wadi Rum, son pocos los que se acercan a la costa de Aqaba, que con escasos 30 km cuenta con infinidad de paisajes naturales, coloridos arrecifes de coral que nacen a pocos metros de la orilla y museos militares submarinos que reparten hasta los 40 metros todo tipo de vehículos, tanques, aviones y barcos.
Un viaje al ritmo de una pareja de djs llamada Bedouin
Un grupo formado por el jordano Tamer Malki y el egipcio-americano Rami Abousabe, afincado en New Jersey, en una hermosa sesión frente al tesoro de Petra. La historia de Aqaba se sitúa más al sur de las arenas de Wadi Musa, en esta ciudad a orillas del Mar Rojo, que ha destacado por la relevancia de su puerto, un punto estratégico como centro de las rutas terrestres y marítimas que unían la Península de Arabia, el Lejano Oriente, África y Europa.
El rey Salomón hace tres milenios ya comerciaba con el mítico Reino de Saba
Un reino legendario ubicado en los actuales Yemen o Etiopía y al parecer fue base de la ruta hacia las minas de oro de Ofir, una misteriosa región mencionada en la Biblia, famosa por su riqueza y objeto de todo tipo de especulaciones y leyendas. Lo que es cierto que a día de hoy, este golfo dividido entre Israel y su ciudad de Eilat y Jordania con Aqaba, es una zona de libre comercio, o sea que para entrar y salir hay una aduana y por eso debemos tener cuidado en el tema compras. Un destino mundialmente conocido por ser un importante centro de buceo tanto desde tierra como con “vida a bordo” desde barco o para hacer snorkel.
Aqaba cuenta con el Aeropuerto Internacional Rey Hussein, unas instalaciones algo inusuales, pues dentro de un radio de 24 km se encuentran las fronteras de tres países: Israel, Arabia Saudita y Egipto. Extraña es también su marina principal en la Ayla Island, un complejo residencial y de ocio semiprivado y en constante vigilancia militar, donde tiene su residencia la familia real jordana a escasos metros de la frontera con Israel. Aquí en Ayla por cierto podemos visitar los restos de un puerto que existió hace siglos y muy cerca se encuentra su antiguo fuerte, donde se encuentra el Museo de Antigüedades de Aqaba, que alberga una valiosa colección de monedas, utensilios de cerámicas y lápidas islámicas del siglo VIII.
En Ayla mejor no sacar la cámara de fotos si no queremos conocer a los servicios secretos jordanos.
Hay vuelos desde Madrid y Barcelona con escala siempre en el aeropuerto de Amman Queen Alia, sí viajamos con Vueling o con Royal Air Jordania o con escala en Frankfurt si volamos con Lufthansa. Por cierto lo del wifi a bordo es una pasada, no es caro y puedes ir navegando y recopilando información de último minuto sobre donde comer o por sí queremos escuchar los podcast de Gente viajera con la información del destino antes de aterrizar.
Podemos llegar a Aqaba como se llega a todas las buenas aventuras por carretera y con música, en uno de esos coches con alfombrillas persas y alerones, el codo por la ventana, el cristal lleno de arena y un calor infernal. El viaje en coche desde Ammán se hace a través de la carretera del Rey, que es la columna vertebral de las carreteras de Jordania y una antigua ruta comercial con más de 5.000 años de antigüedad, por donde han pasado desde israelíes en busca de la tierra prometida, a nabateos de camino a su ciudad sagrada de Petra, cristianos peregrinando hacia el monte Nebo o musulmanes hacia la Meca y cruzados dirigiéndose a sus castillos. Recorre el país de norte a sur atravesando el desierto y tiene infinidad de puntos de interés que merece la pena visitar: Madaba, los castillos de Karak o Shobak, o la Reserva de la Biosfera de Dana, Wadi Rum, Petra. También pasa cerca del Mar Muerto.
Es impresionante cuando cruzas a la zona franca de libre comercio de Aqaba por la noche y sigues hasta la frontera con Arabia Saudí, no solo por la inmensidad del sitio y el calorazo, la falta de luz, la cantidad de polvo o los miles de camiones que suben y bajan por esa carretera, sino porque cada poco tiempo hay badenes, que bueno esos te acompañan por todo el camino, pero que allí no los ves y como te comas uno, sales volando a 120 km por hora y es muy peligroso.
Badenes en la autopista sin iluminar, sin pintar y casi sin señalar.
Una vez llegas a la zona de frontera en mitad del desierto hay militares por todos los lados, aunque están super tranquilos en general, puedes preguntarles si te pierdes y echar un rato con ellos. Por esa zona cerca de la frontera con Arabia Saudita estás más tranquilo y te encuentras cerca de los principales puntos de inmersión. Como recomendaciones están el Luxotel Aqaba Beach Resort & Spa o el Gran Tala Bay. Otra opción es ahorrar un poquito y apostar por los mejores hoteles cerca de Ayla, como el hotel Kempinski o Intercontinental, que tiene vistas panorámicas al mar o el Mövenpick Resort Hotel que es un alarde de lujo.
Hay muchas empresas de buceo y seguro que todas son buenísimas, yo me dejé llevar y fui a la que mejor puntuación tenía en PADI que es una de las dos certificadoras mundiales y con la que yo buceo siempre.
Red Coral Dive Centre en Profeta Muhammad Street
Lawrence de Arabia, que a principios del siglo XX guerreo por estas tierras, ni pudo imaginar que estos arrecifes serían otro de los múltiples tesoros que Jordania ofrece a los visitantes. El litoral jordano cuenta con una treintena de puntos de inmersión y la topografía submarina del golfo de Aqaba es la de un desfiladero, con pendientes que cae rápidamente a las profundidades, lo que nos permite bucear cerca de la costa y seleccionar fácilmente nuestra cota predilecta.
El tipo de buceo en Aqaba es sin duda sencillo pero intenso y una opción es hacer tres inmersiones al día desde la costa y un vida a bordo de cuatro inmersiones. De entre las inmersiones de Aqaba sin duda la más impresionante es la de bajar hasta un Lockheed L-1011 TriStar, un avión comercial que fue hundido en las aguas de Aqaba en 2019 y dentro del avión, podemos encontrar el interior completo, incluidos los asientos, los instrumentos dentro de la cabina y la bodega de carga.
También podemos nadar a través de la ventilación del motor central principal
Es muy recomendable el buceo del Cedar Pride, un antiguo carguero libanés que sufrió un intenso incendio en el año 1982, que se encuentra a una profundidad máxima de 26 metros y ha sido colonizado por numerosos corales blandos y duros, bancos de peces, incluyendo a las barracudas, así como pequeños animales que han construido sus casas en el casco del barco, como anémonas, peces pipa, corales de mesa y otras acroporas. Esto también la convierte en una magnífica inmersión nocturna, donde más de uno ha perdido aletas, ordenadores de buceo, guantes y linternas, además de vivir alguna que otra experiencia fantasmagórica.
Hay muchas piezas de los museos militares en los fondos marinos
El Hércules C-130 es uno de los más impresionantes. Es verdad que todos los materiales peligrosos como el combustible, aceite y pintura fueron retirados antes del hundimiento de este avión de transporte militar, como es verdad que está relativamente cerca del punto de buceo conocido como The Tank, que se ha declarado como uno de los favoritos de los buceadores. Un buceo con un fácil acceso sobre la vegetación donde empieza la barrera de coral, entre los 2 y 3 metros, donde abundan una gran variedad de invertebrados y que bajando hacia el sur unos 8 metros, el coral alterna con la vegetación y un tanque M42 Duster.
La barrera de coral de Aqaba es también una buena inmersión para hacer snorkel y es una inmersión maravillosa con muy buenas condiciones. La barrera comienza en aguas poco profundas y desciende suavemente hacia una colorida barrera de corales donde aparecen grandes bancos de peces dorados, brillando mientras se mueven entre los pináculos. También es frecuente ver meros, pez ángel real, morenas, y almejas.
Otros sitios para el buceo son el Power Station, First Bay, King Abdullah Reef, Rainbow Reef, Yellowstone Reef, Blue Coral, o Kiwi Reef, una zona repleta de morenas y peces león. Unos paraísos a los que se puede llegar en un vida a bordo, que básicamente consiste en subir a un barco con todo el equipo de buceo y bajar a ver pecios y corales desde la misma embarcación, echar el día con buceadores de todo el mundo, montar una o dos barbacoas en la popa del barco, navegar y tomar el sol… “buena vida a bordo”
Bucear y navegar ¿Qué más se puede pedir?
Tras el buceo y después de dar un paseo por el centro de Aqaba, sus mercados, mezquitas y museos, una buena opción es ir a tomar unas cervezas a las terracitas del puerto. Recomendable es el Neptuno Grill and Beer, para los amantes de la cerveza, las barbacoas y el billar, la buena música y los atardeceres de ensueño. También se come bien en la hamburguesería Firefly, también en la marina del centro.
Sí queremos subir de nivel, el lugar es sin duda Ayla. Un paseo por sus calles y puerto deportivo es una gran idea, como lo es cenar en los restaurantes del pantalán. Por suerte o por desgracia ahí está un exquisito restaurante indio, el Mirchi, con sus gambas extra picantes “directas del infierno” así se llaman… la pena que no tengan sucursal en España. También hay una zona en Ayla para expatriados y buzos, o sea que las noches de tequila y cumbia pueden alargarse hasta muy entrada la noche y con unas suaves pero cálidas temperaturas, se convierte en un sitio muy agradable, donde contar mil aventuras submarinas y deseos de futuros viajes, siempre en busca de pecios hundidos y tiburones.