El té es la bebida más consumida en el mundo, solo superada por el agua. Y, de todo el mundo, el lugar donde más te se consume, billones de tazas, es en China. De la mañana a la noche, es difícil ver en China a nadie que no tenga al lado un termo, una botella, grande o pequeña, con su preparado diario de té. China es el país del té. Allí fue donde empezó a cultivarse la planta hace más de 6.000 años y allí fue donde nacieron las principales variedades, la ceremonia con que en ocasiones se acompaña su consumo, y donde nació su nombre, el doble nombre con el que se extendió por el resto del mundo. Porque el té en mandarín se dice cha. Y en todas las lenguas de los países que importaron el té por tierra, por la Ruta de la Seda, le llamaron cha. Chai en la India, shay en árabe, chay en ruso. Sin embargo, los comerciantes que importaron el té por mar, como fue el caso de los holandeses que comenzaron a llevarlo a Europa, le llamaron como le llamaban en el dialecto del puerto donde lo obtenían, el puerto de Fujian, donde se llamaba y se llama té.
Guilin, una fiesta del té
El nombre de Guilin significa “bosque de los olivos dulces”, unos arbustos, familia de los olivos, cuyas flores se utilizan para perfumar el té. En 2019, Guilin recibió cien millones de turistas. La mayoría, nacionales, todos atraídos, como los turistas internacionales, por los atractivos de una ciudad que tiene dosmil años de historia, que es un crisol de identidades, de culturas del sur de china, y que tiene un paisaje excepcional: el paisaje que acompaña al río Li, el río que cruza, junto con uno de sus afluentes, la ciudad. Un paisaje de preciosas colinas con forma de diente o de almendra, cubiertas de vegetación. Unas colinas similares a las que configuran la bahía de Halong, en el golfo de Tonkin, en Vietnam, o a las que se elevan frente a las costas de Tailandia, en el mar de Andamán, y que en este caso acompañan el curso del río Li hacia el sur. Parte de ese viaje, el tramo que va desde Guilin hasta la ciudad de Yang Shuo, se puede recorrer en crucero. Son 83 kilómetros de río perfectamentes navegables. 83 kilómetros que transcurren por un paisaje de arrozales, búfalos de agua, bosques de bambú y campos inundados de los que emergen nada menos que 157 colinas almendradas. Es uno de los paisajes más espectaculares de china, sino el que más, aunque muchas encuestas nacionales le sitúan en segundo lugar, inmediatamente después de la muralla china.
Apúntate a un curso de caligrafía china
Después de navegar por el río, tanto al llegar a Yangshuo como al regresar al puerto de Guilin, una imagen que no se pueden perder los visitantes es la de la pesca con cormoranes. Apenas ya se practica, pero todavía quedan pescadores que utilizan o utilizaban cormoranes para pescar y a quienes no les importa posar en su barca y con sus aves para las cámaras de los turistas. Luego, en la ciudad de Guilin y en sus alrededores hay muchos atractivos naturales. A 5 kilómetros de la ciudad, se encuentra la gruta de la flauta de caña, un bosque de piedra, cuajado de estalactitas y estalagmitas. Cerca, también, está la colina de la trompa de elefante, una colina que entra en el mar con un brazo que parece una trompa, es el símbolo de la ciudad. Parece el Arco de los Cabos, en México. También hay que ver la colina de Fubo, donde se encuentra la Cueva de los Mil Budas, con 250 estatuas budistas milenarias. Los operadores locales ofrecen, además, opciones de escalada, bicicleta, senderismo, rafting en botes de bambú, cursos rápidos de iniciación a la cocina y a la caligrafía chinas, y un crucero nocturno por los cuatro lagos que se entrecruzan en la ciudad, en los que se reflejan las pagodas más altas de Guilin, las pagodas del sol y de la luna, que permanecen de noche iluminadas.
Un hotel muy acuático
El hotel de las cataratas. Es un hotel que tiene 13 plantas, 45 metros de altura y 75 metros de anchura. Un hotel enorme, cada noche, a las 8 de la noche, cae una catarata desde la terraza superior del hotel hasta un foso que tiene en su base, una catarata que cubre toda la fachada principal y que tiene todo el ancho del hotel, más de 70 metros. Y cae, y cae, y cae agua mientras suena la música de Titanic. Es una atracción que congrega a centenares de turistas. Ahí justo, además, donde está el hotel, comienza la calle peatonal, principal de Guilin, que mide 666 metros, es el número de la suerte en China. Es una calle donde están las principales marcas y a continuación, y sin ningun reparo, sus imitadores, puedes comprar ropa de Versace y unos metros más allá, de Vertace. En un lateral de esta calle se forma el mercado nocturno, con mas de 200 tiendas y restaurantes. Se puede comer comida occidental, pizzas, hamburguesas, tacos, cocina de otras partes de china y de oriente y cocina local. Siempre con un poco del picante local que acompaña platos tradicionales de Guilin como el pescado, del río Li cocinado con cerveza, los caracoles de río, rellenos de carne con menta, la verdura en escabeche y, por supuesto, el té. Te perfumado con hojas de olivos dulces o te de aceite, una bebida típica de Guilin, que se prepara friendo hojas de te con ajo, sal, jengibre y aceite de cacahuete. Una especie de sopa de te que tiene un sabor muy fuerte. También hay restaurantes que ofrecen serpiente pero creo que es mejor no hablar de eso a esta hora, no sea que a algún oyente se le indigeste un poco la comida.