Cierto es que la pandemia fue una época especialmente dura para las navieras, que fueron especialmente perjudicadas y vieron cómo eran el último eslabón de la cadena turística. Así y todo, han vuelto a navegar con fuerza y estamos viendo inauguraciones de nuevos barcos con frecuencia, donde siguen innovando en materia de diseño, en materia gastronómica y en materia de sostenibilidad. El abanico es enorme y para situarnos, desde el punto de vista corporativo, los tres grandes grupos son Carnival Corporation, Royal Caribbean Group y NCL. Tenemos a MSC Cruceros, un gran grupo que se sigue manteniendo como empresa familiar y muchas otras navieras, tanto marítimas como fluviales que no pertenecen a las grandes corporaciones.
La industria de cruceros vive de nuevo un momento dulce
La diversidad de itinerarios en enorme, de hecho, pocos puntos del planeta hay a los que no se lleguen desde un crucero. Como la diversidad de tamaño de barco, número de pasajeros y tripulación, camarotes y suites, entretenimiento a bordo o restauración. Obviamente, como en cualquier otro ámbito del turismo, el rango de precios es abismal. Hay que hacer mención a los puertos y aquellos municipios que acogen la llegada de los barcos de cruceros, porque son innumerables las poblaciones pequeñas y medianas que han visto aumentar sus ingresos gracias a ellos. Y no me refiero al gasto que pueda hacer un crucerista al desembarcar, que también, me refiero a la cantidad de empresas pequeñas y medianas que participan en la denominada cadena logística de la industria auxiliar de las nacieras de cruceros. Porque sólo en España la industria de cruceros da empleo a más de 30.000 personas y aporta un volumen de negocio de más de 1300 millones de euros. Hay muchas opciones medias y premium, donde poder disfrutar de mayor intimidad, como por ejemplo con el MSC Yatch Club, con Celebrity con 2800 pasajeros o el Oceania con 1200. La temporada baja o media es mejor, por precio y en algunos casos, por clima, ero está claro que no siempre podemos elegir y tenemos la vacaciones cuando las tenemos.
Cierto es que muchas personas viajeras son inicialmente reacias a embarcarse en un crucero por considerar que no puedes disfrutar a fondo de una ciudad como lo harías de otro modo. Depende del lugar, como en todo, pero también es cierto que hacen una labor prescriptora importante. Es decir, conoces muchos puntos en menos tiempo y a partir de ahí, decides si profundizar en alguno de ellos más adelante con otro tipo de viaje. Mi primer crucero fue en 1992, justo cuando empezaban a consolidarse y las navieras eran mucho más pequeñas. Recuerdo la llegada a Istanbul por el Bósforo al amanecer como algo mágico y sí, decidí que tenía que volver a Istanbul de una manera más sosegada. He estado, de hecho, en 4 ocasiones más desde entonces.