Las Barrancas del Cobre, situadas en la Sierra Tarahumara, son uno de los principales atractivos turísticos de Chihuahua. Este sistema de cañones es incluso más grande y profundo que el famoso Gran Cañón del Colorado, con algunas simas que alcanzan hasta 1.800 metros de profundidad. El paisaje que rodea las Barrancas es espectacular: un mar de montañas y cañones que se extienden a lo largo de la sierra.
Una de las mejores maneras de experimentar esta maravilla natural es en el atardecer, cuando el sol tiñe las montañas de tonos rojos intensos. Las noches, especialmente a 2.400 metros sobre el nivel del mar, ofrecen cielos despejados y estrellas brillantes, creando una atmósfera perfecta para la meditación y la conexión con la naturaleza. Esta región también está habitada por el pueblo Rarámuri, conocidos por su resistencia física y su vida en armonía con el entorno.
Chihuahua: un Estado de contrastes
Es el estado más grande de México, se extiende por una superficie casi igual al tamaño de España. Situado en el noroeste del país, limita con Estados Unidos, específicamente con los estados de Nuevo México y Texas. A pesar de su proximidad a la frontera, Chihuahua es un lugar tranquilo y seguro para los turistas.
El estado presenta una gran variedad de paisajes, desde zonas desérticas hasta grandes bosques de pinos y coníferas. Además, es conocido por su historia, que abarca desde la época prehispánica hasta la Revolución Mexicana. La presencia de grandes llanuras y cañones descomunales convierte a Chihuahua en un destino perfecto para los amantes de los viajes épicos y las aventuras históricas.
Un viaje cultural y natural
Chihuahua no solo es conocido por su impresionante naturaleza, sino también por su rica herencia cultural. En la región, los turistas pueden explorar vestigios históricos como Paquimé, una antigua ciudad prehispánica construida con adobe, o la Cueva de la Olla, donde los antiguos habitantes de la región vivían en abrigos naturales de piedra. Además, el estado fue un importante centro de extracción de plata durante la época virreinal y lugares como Parral y el Valle de Allende son imprescindibles en cualquier ruta histórica.
Uno de los destinos más destacados es Creel, la puerta de entrada a las Barrancas del Cobre. Esta pequeña ciudad, declarada Pueblo Mágico, es el punto de partida ideal para explorar el paisaje circundante y disfrutar de actividades como paseos a caballo, ciclismo de montaña y exploraciones en los cañones. Creel también ofrece una visión fascinante de la vida de los Rarámuri, quienes siguen viviendo de manera tradicional, en casas de piedra bajo los acantilados.
El Parque de Aventura Barrancas del Cobre
El Parque de Aventura Barrancas del Cobre es uno de los principales atractivos turísticos de la zona. Aunque puede parecer un destino más orientado al turismo masivo, el parque ofrece experiencias realmente emocionantes, como el Ziprider, la tirolina más larga del mundo. Este recorrido de 2.5 kilómetros sobre el cañón ofrece vistas espectaculares y una experiencia única de adrenalina, alcanzando velocidades de hasta 110 km/h. Tras este emocionante descenso, los visitantes pueden disfrutar de un tranquilo ascenso por el funicular, mientras observan el paisaje desde las alturas. Además de la tirolina, el parque cuenta con un circuito de siete tirolinas menores, puentes colgantes y un excelente restaurante con vistas panorámicas. Los turistas también pueden adquirir artesanía local de los Rarámuris, lo que añade un toque auténtico a la visita.
El Chepe: un viaje en tren incomparable
Uno de los grandes atractivos de Chihuahua es el Chepe Express, un tren turístico que recorre las Barrancas del Cobre desde la ciudad de Chihuahua hasta Los Mochis, en el estado de Sinaloa. Este trayecto, considerado uno de los más espectaculares del continente, atraviesa 86 túneles y 37 puentes, mientras ofrece vistas impresionantes de barrancos y cañones. El Chepe Express es una experiencia única que permite a los viajeros disfrutar de la belleza natural de la región en su máximo esplendor, con vagones miradores, bar y restaurante a bordo.
El viaje dura aproximadamente 8 horas, descendiendo desde los 2.400 metros de altitud de Divisadero hasta Los Mochis, a nivel del mar. Aunque la ruta completa toma 16 horas, muchos optan por viajar a Creel por carretera y luego tomar el tren para disfrutar de este recorrido inolvidable.
