El monasterio está enclavado entre altas paredes rocosas, donde el río Piedra cae en imponentes cascadas y se desliza suavemente por otras áreas, formando olas de espuma que acarician las rocas. Este escenario ha creado un paraíso natural, con un exuberante jardín lleno de árboles frondosos, grutas y estanques, que invitan al visitante a perderse en su belleza y tranquilidad. La armonía entre la roca y el agua, el contraste de este vergel con el entorno árido que lo rodea, lo convierten en un lugar verdaderamente único y fascinante.
Los monjes cistercienses escogieron este emplazamiento no solo por su belleza, sino también por la abundancia de agua, esencial para el desarrollo de la vida monástica. El agua del río Piedra, cristalina y fresca, se utilizaba para beber, para lavar, para regar huertos y para mover las máquinas, lo que les permitió llevar una vida autosuficiente y desarrollar una agricultura próspera. Este dominio sobre el agua y la naturaleza permitió a los monjes crear un refugio, un espacio apartado del mundo exterior que favoreciera la meditación y el contacto con lo divino.

El paraíso medieval: el "hortus conclusus"
De hecho, el Monasterio de Piedra evoca la imagen del "hortus conclusus", el jardín cerrado que representaba el paraíso en el imaginario medieval, donde la Virgen María era representada junto a su hijo, en un lugar apartado y protegido de las adversidades del mundo. Así, el monasterio no solo era un refugio físico, sino también un refugio espiritual, un lugar de paz y contemplación, donde la belleza de la naturaleza y la arquitectura se fundían para crear un espacio sagrado y único.
A pesar de los cambios históricos, como la Desamortización de Mendizábal que despojó a los monjes del monasterio, el lugar ha logrado mantenerse prácticamente intacto y sigue siendo una joya del patrimonio español. Hoy, el Monasterio de Piedra es un espacio abierto al público, que permite a los visitantes vivir la experiencia de este oasis casi irreal, que parece estar fuera del tiempo.

Un lugar de tranquilidad y belleza única
Es sorprendente que un lugar tan especial no sea más conocido ni masificado. A pesar de su belleza y su riqueza histórica, sigue siendo un lugar tranquilo, que no ha perdido su encanto ni su capacidad para sorprender a quienes lo descubren. En este parque natural, la naturaleza ha sido tan generosa como los hombres que erigieron sus edificios en armonía con ella, mientras que las aguas del río Piedra, en su lento e incesante fluir, han creado unas formaciones pétreas admirables, que rivalizan con cualquier obra humana.