En el cine, las islas pueden ser lugares paradisiacos, pero también trampas de las que resulta bien difícil escapar. Ejemplo de ello lo tendremos en unos días con el estreno de la nueva película de Fernando Trueba, "Isla perdida", que inauguró la pasada edición del Atlántida Mallorca Film Fest. No porque la película estuviera rodada en Baleares... Trueba se fue a rodar esta historia de intriga al estilo Hitchcock nada menos que a Paleo Trikeri, una recóndita isla situada en el golfo Pagasético, en el mar Egeo, que tiene una longitud de poco más de tres kilómetros. Es un lugar solitario porque resulta de muy difícil acceso y allí fue donde se encerró Trueba con Matt Dillon y Aida Folch para rodar esta extraña historia de amor y secretos inconfesables. "Isla perdida" llega a los cines el 23 de agosto.
Las islas griegas han atraído al mundo del cine desde hace años. Allí se rodaron grandes clásicos como "Los cañones de Navarone" (1961) y "Zorba el griego" (1964) y otras menos clásicas, que, sin embargo, han contribuido a disparar el turismo en la zona, como la saga de películas inspiradas en el musical de ABBA "Mamma Mía".
Aunque, a mí, personalmente, de las películas rodadas en las islas griegas últimamente me quedaría con una producción independiente y un poco extraña titulada "La hija oscura" (2021), un drama sobre la maternidad basado en una novela de Elena Ferrante que estaba protagonizada por Olivia Colman y Dakota Johnson y que se rodó en Spetses, una pequeña isla de pescadores situada frente a la costa del Peloponeso que gusta especialmente a la gente de posibles.
El paraíso está en Hawái
Además de las islas griegas, cuando se trata de recrear una isla paradisíaca, las producciones de Hollywood han tenido una especial querencia por Hawái. Y ahí está el mismo Elvis Presley para demostrarlo. Rodó en 1961 "Amor en Hawái" y lo hizo en la que yo creo que es la isla más cinematográfica del archipiélago volcánico del Pacífico central: la isla de Kauai. La diversidad de paisajes de este lugar, desde playas de arena blanca hasta selvas tropicales, la hace ideal para una variedad de producciones cinematográficas.
Allí se han rodado todo tipo de largometrajes: de "Jurassic Park" hasta "Piratas del Caribe: En Mareas misteriosas", pasando también por "Los descendientes" y por clásicos como "Aventurero del Pacífico" y el "King Kong" de 1976. En la actualidad, la isla de Kauai sigue atrayendo a miles de turistas, que no sólo buscan reconocer escenarios cinematográficos, sino que también quieren disfrutar de actividades como el senderismo en el famoso sendero Kalalau, explorar el cañón de Waimea, conocido como el "Gran Cañón del Pacífico", realizar tours en helicóptero para ver las impresionantes vistas aéreas de la isla, o relajarse en sus hermosas playas.
Cuando el cine hace morir de éxito a un destino
Parece claro que el hecho de que una isla en concreto aparezca en una película contribuye al posterior aumento del turismo en la zona, pero se han dado casos de escenarios que han provocado aquello que se dice «morir de éxito». Recuerdo sin ir más lejos "La Playa", la popular película que Danny Boyle rodó en el año 2000 con Leonardo DiCaprio como protagonista. La película mostraba cómo los protagonistas descubrían una playa de fantasía que no era otra que la cinematográfica bahía de Maya, ubicada en la isla de Ko Phi Phi Leh, en el sur de Tailandia.
El impacto de la película fue tal que, desde su estreno, la gente se agolpaba para bañarse en esa playa. Estamos hablando de que la asistencia diaria llegó a ser de unas 6.000 personas. Al final, en octubre de 2018 se tuvo que clausurar y no reabrió al turismo hasta principios de 2022. Precisamente ese año, la corte tailandesa emitió un fallo que condenaba al estudio que produjo la película, la 20th Century Fox, a reparar los daños medioambientales cometidos durante el rodaje, ya que los cineastas plantaron docenas de cocoteros para dar una sensación más «tropical» a la bahía de Maya y fueron acusados de destrozar la vegetación que crece en las dunas de arena.
La Fuerza en una isla Patrimonio de la Humanidad
Cuando hablamos de islas de película, siempre se nos vienen a la cabeza lugares paradisiacos: las islas Fiji, donde se rodó "El lago azul"; Bora Bora, donde se hizo "Todo incluido"; la Isla Hamilton, en la Gran Barrera de Arrecifes de Australia, donde George Clooney y Julia Roberts protagonizaron "Viaje al paraíso"…, pero, en ocasiones, los cineastas buscan también islas un poco más diferentes. Quizá uno de los ejemplos más representativos lo encontramos en las películas "Star Wars: El despertar de la Fuerza" y "Los últimos Jedi" y el escenario real que se eligió para representar el lugar en el que se oculta Luke Skywalker, quien tendrá que entrenar a Rey para que salve la galaxia del Lado Oscuro.
Los artífices de la saga tuvieron el acierto de elegir como decorado una isla extraordinariamente original, Skelling Michael, una rocosa y empinada isla que está frente a la península de Iveragh, en el condado de Kerry, en Irlanda: Patrimonio Mundial de la UNESCO y hogar de una comunidad de monjes en el siglo VI. Desde hacía tiempo, la isla era conocida por los amantes de la naturaleza, sobre todo por su gran población de aves marinas, pero tras el estreno de las películas de "Star Wars" se hizo mundialmente famosa y hoy continúa ejerciendo una enorme atracción sobre todos aquellos que se animan a recorrer la Ruta Costera del Atlántico.
Es, sin duda, un ejemplo de lo mucho que puede aportar al cine otro tipo de islas a las que no estamos tan acostumbrados.
