Los mercadillos son una de las tradiciones más bonitas y más nuestras, porque es un placer salir a pasear en estos días, ya fríos y desapacibles, para encontrarse con esos mercadillos al aire libre que nos transmiten un calor creado con elementos decorativos, accesorios, pero muy eficaz, hay calor de hogar en los puestos en los que nos venden cosas para decorar y para calentar afectivamente y estéticamente nuestras casas, nuestra puerta a la escalera, nuestro portal, nuestras ventanas y transmitir con las luces, con las coronas de muérdago o de ramas de pino, con el árbol de navidad con sus luces, una sensación de acogida y de sentimiento de colectividad, de fiesta compartida. En estos días que vienen iluminaremos y llenaremos de ilusión nuestras calles, y también nuestras casas, y todos esos elementos que visten las casas y las calles de Navidad se encuentran en los mercadillos navideños.
Mercadillos por Europa y otros continentes
Es un fenómeno que se ha universalizado en todos los lugares a los que ha llegado la religión cristiana. Los mercadillos los encontramos también en toda América, del norte y del sur, pero realmente el fenómeno procede de Europa y especialmente de la Europa central, donde la costumbre de montar mercadillos navideños ya se conoce desde tiempos medievales. Sabemos que ya en aquella época se montaban mercadillos de Navidad en las plazas de las ciudades, normalmente junto a las grandes catedrales góticas, que solían tener una gran plaza delante y allí se plantaban los tenderetes en los que vendían objetos religiosos, pero también y sobre todo productos alimenticios especiales de estas fechas. En Alemania tiene mercadillos de los que se sabe que son muy antiguos y que nunca han dejado de montarse y que siguen siendo una fiesta urbana, hasta el punto de que merece la pena viajar a Alemania en invierno para disfrutar de esos mercadillos encantadores.
Son cuatro los domingos de Adviento, los previos a la Navidad y para viajar a esos mercadillos navideños hay que tener muy claro cuando se celebran y cuáles son sus fechas de apertura, porque sólo están abiertos durante unas semanas. Las fechas varían mucho de unos sitios a otros, de unos países a otros y según las ciudades, pero en general, podemos decir que se abren la última semana del mes de noviembre y que permanecen abiertos al menos las cuatro semanas de Adviento, las que van hasta la celebración de la Navidad, por eso es tradicional que en muchos países se usen los calendarios de Adviento en que se van a encendiendo las velas correspondientes a cada semana hasta que se llega a la Navidad.
Este año el primer domingo de Adviento será el 3 de diciembre
El periodo litúrgico de Adviento es general de los cristianos y los mercadillos están impacientes por abrir sus puertas y empezarán su actividad en el último fin de semana de noviembre, los días 25 y 26. Esa costumbre de los calendarios de Adviento sí que es mucho más del norte de Europa que de España. Aquí todavía no tenemos tanta tradición y quizá el calendario de adviento sea más de los protestantes que de los católicos, porque estos calendarios se extendieron en Alemania en el siglo XIX y de allí a otros países de su entorno. Pero yo creo que tiene futuro aquí, porque hay calendarios de chocolate, por ejemplo, que cada día de adviento te comes un bombón o una chocolatina, aunque también los hay de cervezas y de otros productos gastronómicos.
Cada vez se venden más calendarios en forma de casita con tantas ventanas como días de Adviento y cada día se abre una ventana que tiene dentro una golosina. En Budapest por ejemplo, cada día, a las cinco de la tarde, se abre una de las ventanas de la gran fachada del adviento en el edificio de la pastelería café Gerbeaud, que es famosísima en la ciudad. Se ilumina su fachada completa y cada día se abre una ventana con gran fiesta, con conciertos al aire libre. En muchos lugares, el fin del adviento marca también el final de los mercadillos, que se desmontan hasta el año siguiente.
Pero en otros lugares siguen abiertos hasta fin de año y en algunos hasta la primera semana de enero. Hay que consultar las fechas de cada mercadillo, porque varían mucho. Incluso hay algunos mercadillos especiales de artesanos que sólo tienen lugar en determinadas fechas. Pero la verdad es que, a medida que la fiesta sale un poco más de las casas, los mercadillos son estupendos centros de atracción, de animación y de diversión, que transforman la experiencia de salir y estar en la calle durante el mes de diciembre disfrutando del ambiente de feria o de verbena que tienen.
Todos los mercadillos tienen costumbres muy parecidas
Casi todos los mercadillos tienen en primer lugar, puestos de artesanías con cosas especiales para la decoración de las casas, donde venden velas, lámparas, cadenetas y cintas de espumillón decorativas, coronas de muérdago, lucecitas para colgar en el árbol de Navidad y en las ventanas. Se venden también los propios árboles de Navidad y en los países en que se mantiene la tradición de montar el belén, el nacimiento o el pesebre, pues se ofrecen a los compradores figuritas para ese belén, además de vender imágenes del Niño Jesús, de diferentes tamaños, pero sobre todo las figuritas del Nacimiento con la mula y el buey, los ángeles, los pastores, los animales, las gallinas y las ovejas, los dromedarios, las figuras de los Reyes Magos que no pueden faltar, la del rey Herodes y lo que no se encuentra fuera de nuestras fronteras es la figurita del caganer que se pone en los pesebres de Cataluña y en la Comunidad Valenciana y las Islas Baleares, pero si se encuentran en todas partes angelitos y la estrella de Belén, que no puede faltar en ningún nacimiento.
En los mercadillos no faltan nunca los puestos de comida y de bebida en los que podemos combatir el frío con platos contundentes. La comida y la bebida es casi lo mejor, porque prácticamente no hay un mercadillo en Centroeuropa en el que no vendan vino caliente con especias, el glühwein de los alemanes que te hace entrar en calor casi inmediatamente. Y en esos mercadillos también venden comida caliente. Por supuesto hay casi siempre salchichas, fáciles de preparar y de comer, pero hay otros platos como Schupfnudeln con Sauerkraut, una especie de gnocchi, pasta de patatas con chucrut, Flammkuchen que se parece a una pizza, pero también hay una estupenda colección de dulces y de repostería. Son típicos el pan de jengibre en forma de galleta, que puede ir glaseado o recubierto de chocolate, o el pan dulce con frutas confitadas y pasas, o las vanillekipferl, que son galletas en forma de media luna, con frutos secos, es típica de Viena, que inventó el croissant con forma de luna creciente como símbolo de su resistencia a la entrada de los turcos en Europa.
En Budapest sirven el pastel chimenea que preparan a la vista del público sobre las brasas, galletas de miel y mantequilla con chocolate y también preparan en la calle waffles y crêpes y por supuesto mazapanes. Pero mucha gente acude a cenar de pie en los chalés o en los puestos de comida, ya sabes que hay mucha gente que cocina poco en casa y aprovecha los mercadillos para darse una vuelta al salir del trabajo, comer y beber algo en la calle, escuchando un concierto de música navideña o de villancicos, y luego ya irse a casa después de haber disfrutado durante un rato de la calle, por eso suelen estar tan animados.
Otro tipo de atracciones vinculadas son las pistas de patinaje sobre hielo
Es otro de los clásicos, sobre todo en la mitad norte de Europa y en los países nórdicos, donde suelen estar los canales helados o se monta una pista para patinar sobre hielo al aire libre y es ya un clásico la imagen de la pista de hielo junto al mercadillo con la gente dando vueltas en la pista de patinaje.