Así lo canta Carlos Cano, María Dolores Pradera y Pasión Vega, una letra de Antonio Burgos que ha tenido tanto éxito que a su autor le han dedicado una calle en Cádiz. Pero lo interesante es que la letra es verdad, parece mentira que dos ciudades con tanta personalidad y en dos continentes separados por el océano Atlántico puedan tener tantos rasgos comunes. No son iguales, ni siquiera semejantes, pero cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad podría relacionarlas. Y la razón es que buena parte de lo que hoy es La Habana, le llegó por mar desde el continente europeo, concretamente desde el sur de España, desde los puertos de los que salían los barcos para llevar materiales, personas, herramientas y técnicas hasta el Nuevo Mundo.
Da lo mismo que los barcos partieran de Sevilla, de Sanlúcar de Barrameda o de Cádiz, según fuera el tiempo en que miremos, pero lo que era constante, invariable, era la ruta marítima que salía de aquí y que bajaba hacia el sur, hacia Canarias, para engancharse con los vientos alisios que llevaban los barcos de vela hasta el Caribe y recalaban en La Habana principalmente, no sólo en La Habana, la flota se dividía en dos al llegar al Caribe para ir una parte a América del Sur, donde les esperaba el puerto de Cartagena de Indias, en lo que hoy es Colombia, y otros seguían hacia Veracruz, pero La Habana era el gran centro de reunión, era el hub en el que confluían y se repartían las rutas locales entre islas y el continente.
Eran dos puertos fundamentales y poderosos, grandes y bien defendidos
Cádiz importantísimo, más parecido al puerto de Cartagena de Indias, porque tiene una parte frente al mar abierto y detrás una gran bolsa de agua en la bahía, pero claro, ambos destacan por la calidad de sus defensas del acceso al puerto, tanto en La Habana como en Cádiz. Si te parece empezamos por La Habana, que es la puerta de Cuba y una ciudad maravillosa. Sin duda alguna, La Habana es una de las ciudades coloniales más bellas de América. Su patrimonio es abrumador y deslumbrante, tanto en cuanto a las fortificaciones, como a los edificios religiosos y el palacio de los Gobernadores, como en sus calles de casas unifamiliares de estilo neoclásico, que llevó a Alejo Carpentier a llamarla la ciudad de las columnas. También hay que destacar que es una ciudad viva, en la que la gente vive en la calle porque es su carácter, no porque no tengan vivienda.
En La Habana, la calle es un espectáculo de convivencia
Y lo tercero es que es una ciudad segura, prácticamente no hay delincuencia y puedes andar sólo de madrugada por las calles sin miedo. Cuando preguntas a la gente por qué les gusta Cuba te dicen que la gente es simpática, pero detrás de eso está la sensación de libertad de poder moverte o ir a casa de cualquiera sin pensarlo dos veces. Y algo de eso tiene también Cádiz, la gente es muy viva, simpática y acogedora, muy alegre, tiene un sentido de la vida lleno de humor y de ironía y les encantan las fiestas, sobre todas las que se hacen con ingenio, como el Carnaval, que yo creo que viajó hasta América desde Cádiz, subido en los barcos que pasaban por Tenerife, y dejaron allí también un gran carnaval, que siguió luego rumbo al Caribe, de hecho fíjate la presencia del carnaval desde Nueva Orleans al resto de islas del Caribe y llegó también a las costas del norte de Sudamérica, a Brasil.
La Habana Vieja es la gran joya de la arquitectura colonial
Es muy importante la recuperación del patrimonio edificado de La Habana Vieja, porque es el mejor conjunto monumental del país, donde la corona española dejó sus instituciones, la catedral de estilo barroco cubano, el extraordinario Palacio del Gobernador, las iglesias y conventos, la residencia de autoridades, la cárcel, la aduana, pero lo más importante era el puerto. Un amplio puerto interior al que se accede desde la costa por un estrecho canal fácil de defender, con la ciudad en un lado y varias fortificaciones en el otro. Pronto se convirtió en el puerto más importante de las Antillas y de América, casi inexpugnable.
Ahí está el Castillo de la Real Fuerza, la primera fortaleza, luego con Felipe II se hacen dos fortalezas que protegen la entrada en el puerto, El Morro y La Punta, al estilo abaluartado italiano. Luego se hacen otras dos, Cojímar y La Chorrera. Todo esto, unido a las murallas, suma unas defensas ejemplares. Pero La Habana Vieja es más íntima, tiene plazas encantadoras, tiene casas coloniales y parques, como el Parque Céspedes, los tiempos coloniales están presentes en el Ayuntamiento, en las calles Enramada y Aguilera y yo creo que desde ellas no es difícil imaginar el tiempo en que el sistema de flotas hacía que cada año, especialmente entre 1580 y 1630, llegará un enorme contingente de medios y de personas a La Habana, que era la llave de la contratación en las Indias. Al ser la principal ciudad española en América, en la que se reunían las riquezas extraídas de América para ser traídas a España cada dos años, la ciudad era acosada por piratas y corsarios y por eso tuvo que ser amurallada, lo que era raro en América y por eso era lo más parecido en el Caribe a una ciudad española medieval con murallas.
Como los ingleses la conquistaron en 1762, atacando por tierra, cuando fue recuperada se mejoraron aún más las defensas, con la fortaleza de San Carlos de la Cabaña. No hay que ser un especialista para disfrutar estudiando el sistema de defensas del puerto y la ciudad. Además, la ciudad supo crecer fuera de las murallas. La Habana está en la lista del Patrimonio de la Humanidad.
Cádiz es una de las ciudades más antiguas y hermosas del mundo
También ha sido una ciudad construida sobre el agua al servicio de un fondeadero extraordinario, cuya influencia se ha dejado sentir en los puertos levantados por la Corona de España en América. Cádiz será el modelo de ciudad que lleven en su mente muchos de los navegantes que realizan el viaje a América y su memoria influirá en la elección de los mejores enclaves para situar los nuevos puertos en el Caribe y en el continente. De esta manera se inician los numerosos lazos que unen a Cádiz con América sobre las aguas del Atlántico. Los españoles buscarán en América lugares con la misma disposición que ya habían visto en Cádiz. Una profunda ensenada protegida en su exterior por una larga barra de arena con la ciudad formando una fortaleza sobre el agua para proteger la entrada de la bahía, en cuyas orillas se extienden otros espacios civiles. Los mejores nuevos puertos en América resultan semejantes. En 1717 se produce el traslado de la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz, convirtiéndose en el puerto de enlace con América y es el comienzo de los fuertes lazos que se establecen en el siglo XVIII entre Cádiz y las Indias. La nueva riqueza de Cádiz se muestra en la calidad de su arquitectura civil barroca. Muchos de sus elementos, como los cierros de forja y las almenas de sus fachadas se pueden encontrar en los edificios de Cartagena de Indias, llevados por artesanos procedentes de Cádiz. La importancia de la ciudad se incrementa durante el reinado de Carlos III, cuando acrecienta sus fortificaciones y el monarca funda, en 1772, la Escuela de Ingenieros de Marina en Cádiz, responsables del dibujo de buques, puertos y arsenales. Cádiz es tierra de marinos gracias a su relación con La Habana y con América.
Las ideas circulaban por el mundo sobre las rutas marítimas y los cambios producidos en Estados Unidos y en Francia llegaron a Cádiz a través de su puerto. La presencia en la ciudad de una élite con alto grado de formación, profesores, ingenieros, comerciantes, contribuyó al ambiente progresista en que nació la Constitución española de 1812, la de Cádiz, que coincidió con el inicio de la independencia de los territorios americanos, aunque el tráfico marítimo continuó uniendo Cádiz con Cuba y Puerto Rico hasta 1898 bajo el sistema monárquico español. Todo este caudal de datos viene a poner de manifiesto como Cádiz era una capital de la cultura y el comercio en España y como tenía también una terminal en La Habana, en Cuba, que ejercía su capitalidad cultural y marinera sobre la isla completa, algo que ha seguido haciendo tras independizarse de España. Dos bellas ciudades, interesantísimas, unidas por lazos comerciales y culturales durante siglos.