Howard Carter, el arqueólogo más famoso del siglo XX, no era arqueólogo. De formación era dibujante, un gran dibujante. Sus cualidades como dibujante llamaron la atención de un egiptólogo que le contrató, cuando solo tenía 17 años, para que le acompañara a Egipto y copiara bajorrelieves. A partir de entonces, aprendió arqueología en el mejor lugar para progresar en esa ciencia. Contratado por el Servicio de Antigüedades Egipcio comenzó a destacar por su talento para organizar y dirigir excavaciones. Y con todo, cuando le presentaron a Lord Carnavon, el aristócrata inglés que acabaría financiando la excavación de la tumba de Tutankamon, Carter había perdido el contrato con el servicio de antigüedades y se ganaba la vida vendiendo acuarelas a los turistas. Carnavon confió en Carter y en la apuesta de Carter por excavar en el Valle de los Reyes, en el lugar donde podría estar la tumba de un faraón que había muerto joven y del que apenas había escritos que dieran cuenta de su reinado. Ocho años después de que comenzaran las excavaciones, cuando ya Carnavon se veía sin dinero y sin resultados, encontraron el acceso a la tumba de Tutankamon. Fue Carter el primero que entró en la tumba, alumbrándose con una vela. Carnavon le preguntó si veía algo y Carter le respondió: Sí, puedo ver cosas maravillosas. Y asi era, había descubierto la única tumba real que mantenía prácticamente intactos sus tesoros. Por todas partes brillaba el oro y se amontonaban los objetos guardados para acompañar al faraón en su viaje por la eternidad. Ropas, joyas, armas, muebles, juegos, alimentos, vino, 5400 objetos que van a formar parte, en su mayoría, del Gran Museo Egipcio junto a las pirámides de Guiza. Hoy, solo hay un lugar que rivalice con las pirámides de Guiza y es el Valle de los Reyes, en la orilla del Nilo opuesta a los templos de Luxor.
El Valle de los Reyes puede rivalizar con las pirámides de Guiza
Se asienta en un valle estrecho, sin vegetación, entre formaciones rocosas de piedra caliza entre las que destaca una colina que parece una pirámide. Allí, en ese valle, fue donde se decidió enterrar a los faraones cuando el Imperio Egipcio trasladó su capital de Menfis, a la ciudad que los egipcios llamaban Uaset, los griegos la llamaron Tebas y los árabes Al Uqsur, de donde procede la palabra Luxor. De un lado del Nilo, el lado por donde salía el Sol, estaban la ciudad y los templos, los monumentos de Luxor y Karnak. Del otro, del lado por donde se pone el Sol, los templos funerarios y las necrópolis situadas en el Valle de los Reyes, el de las Reinas, el de los Nobles y el de los Artesanos. En el Valle de los Reyes se han localizado 65 tumbas, 26 de ellas corresponden a faraones que reinaron entre el año 1550 y el 1070 antes de Cristo, hace más de 3000 años.
En el Valle de los Reyes se pueden visitar once tumbas
Situados ya en la orilla oeste del Nilo, frente a Karnak y Luxor, podíamos empezar por visitar, al norte del Valle de los Reyes, la casa de Howard Carter, una casa muy sencilla de una sola planta, y muros de barro, que ocupó Carter mientras dirigía las excavaciones y a la que luego regresó para pasar algunos inviernos. Conserva objetos personales y muestra la austeridad con que vivía el arqueólogo, con un único lujo: tenía cuarto de baño. Desde ahí, ya vamos al Valle de los Reyes. La entrada general, el ticket de entrada al área, permite la visita a tres tumbas de un grupo de ocho. Todas son interesantes, pero yo destacaría, es una opinión personal, las tumbas de Ramsés III, Ramsés IX y la destinada a la reina Tausert, que acabó siendo utilizada por su sucesor Setnakht. Fuera de este grupo, hay tres tumbas, cuya entrada se paga aparte y merece mucho la pena ese gasto extra. Son las tumbas de Seti I, considerada la capilla sixtina del Valle de los Reyes, la tumba de Ramsés V y Ramsés VI y la tumba de Tutankamon. La tumba de Seti I es la más profunda, la mejor conservada, la más espléndida, por su fantástica decoración. La tumba encargada por Ramsés V y ocupada por Ramsés VI es famosa por las pinturas de constelaciones y estrellas que decoran sus paredes. La más sencilla es la de Tutankamon, pero se trata del lugar donde se produjo el mayor hallazgo arqueológico del siglo XX.
Tumbas del valle de las Reinas, el de los Nobles y el de los Artesanos
En el Valle de las Reinas hay muy pocas tumbas abiertas al público. Entre todas, destaca una cuya visita también requiere una entrada extra, aparte de la general. Es la tumba de Nefertari, la gran esposa real de Ramsés II, el faraón guerrero y constructor de alguno de los templos más bellos de Luxor y de Abu Simbel, En el Valle de los Nobles destacan las tumbas de Najt y Menna, dos escribas del faraón Tutmosis IV, y en el de los artesanos las tumbas de Sennedyem, un artesano que trabajó en las tumbas de Seti I y de Ramsés II, y la de Inherkhau, capataz de las obras relacionadas con Ramsés III y Ramsés IV. Estos artesanos, constructores, solo tenían permitido trabajar en sus tumbas en su tiempo libre, y con sus propios recursos, pero eran grandes artistas y dejaron tumbas notables, a la altura, en belleza, de las de los faraones.
Al menos necesitamos cinco días en los valles de Luxor
Mi recomendación sería dedicar cinco días a visitar los templos de Luxor y Karnak y las tumbas y templos de la orilla opuesta, de los cuatro valles. Y comprar el llamado Luxor Pass que permite la entrada a todos los museos y sitios arqueológicos de Luxor. Hay dos versiones de este pase, una estándar, que deja fuera las tumbas de Nefertari y Seti I, cuesta 100 euros, y otra premium, cuesta 200, que incluye todos los sitios. Se venden en el templo de Karnak y el museo de la plaza de Tahrir, en El Cairo.
Para despedirnos de Egipto, me gustaría presentaros un tema de Assala Nasri, la cantante más popular de Egipto. Se titula fouq que viene a significar arriba, una voz de ánimo después de un desamor. Assala Nasri, desde el corazón de Egipto.