A la gente viajera lo que nos gusta de verdad es estar todo el rato de aquí para allá, por eso hemos decidido hacer una ruta en coche por la provincia de Córdoba junto a Enrique Domínguez Uceta. Recorremos algunos de los preciosos pueblos de la región, llenos de monumentos para visitar y donde se come de maravilla, pero que son casi desconocidos.
Empezamos yendo hasta Baena, a donde llegamos por un camino que avanza entre colinas cubiertas de olivos hasta donde alcanza la vista con algún ciprés dando sombra a las casas hasta que aparece la localidad. En Baena, cuyo aceite tiene su propia Denominación de Origen, podemos pasear y ver su castillo o sus iglesias, pero si tenemos coches podemos ir a los yacimientos arqueológicos que hay a su alrededor, con muchísima presencia de los romanos, o hacer una visita a una almazara muy especial en el cercano municipio de Albendín.
Volvemos a la carretera y seguimos avanzando por esas colinas llenas de olivos hasta Priego de Córdoba, encaramada en un cerro con su castillo y un increíble paseos al borde de los acantilados sobre los que se eleva la ciudad. Ese perímetro es el Balcón del Adarve, que es el borde exterior del barrio de Villa, que parece un trocito de la Judería de Córdoba.
Seguimos camino de Cabra, una localidad con unos templos con elementos barrocos impresionantes. Tiene un excelso casco urbano en el que encontramos su castillo, el Palacio de los Condes de Cabra y una iglesia levantada encima de la propia mezquita.
Lucena es otro pueblo con un gran castillo, que ahora es un museo muy interesante. Se trata de una ciudad muy cívica, llena de niños en plazas y parques, y en la que encontramos otra joya del barroco andaluz en la céntrica Iglesia de San Mateo, su capilla del Sagrario., en la que podemos pasar horas fijándonos en los miles de detalle que tiene.
Y terminamos nuestra ruta en Puente Genil, considerado el centro geográfico de Andalucía, un buen sitio desde el que recorrer toda la comunidad. Como el resto de los pueblos de esta ruta, tiene mucho patrimonio tanto de la nobleza local como de la iglesia. El río Genil atraviesa la ciudad y se cruza por un poderoso puente del siglo XVI. Cuenta, además, con muchos palacios, templos e iglesias, pero tiene también otras visitas muy interesantes, como las bodegas Delgado, un gran embajador de los vinos de Montilla-Moriles.
