Shanghái es la capital comercial de China, una de sus ciudades más pobladas, con 26 millones de habitantes, y una de las más turísticas. Recibe más de 110 millones de turistas al año, recibe más turistas Shanghái que toda España, son en su inmensa mayoría locales, turistas que llegan de todos los rincones de China para disfrutar del impacto que causa esta urbe, que parece venida del futuro, con sus impresionantes rascacielos y arterias comerciales, rivales en luces, en ofertas, de las principales calles de compras del mundo.
El crecimiento de Shanghái en las últimas tres décadas ha sido espectacular. Pero la ciudad ya era importante, un puerto importante, hace siglos. Porque tiene un emplazamiento magnífico para la navegación. Gracias a que está atravesada por un río, el Huangpu, que desemboca a pocos kilómetros en la confluencia del delta de otro río, el más largo de China, el Yangtse, con el océano. De modo que los barcos podían y pueden llegar por mar, adentrarse en el Huangpu y cargar o descargar sus mercancías en las aguas tranquilas del río, incluso pueden llegar navegando hasta Pekín gracias al gran canal, patrimonio de la humanidad, que une el delta del Yangtse con la capital desde los tiempos de la dinastía Ming. Este emplazamiento, privilegiado, ayuda a entender por qué Shanghái, hoy, es el mayor puerto del mundo por volumen de carga y por qué fue invadido, a finales del siglo XIX, por los británicos, que levantaron, en la orilla occidental del río, un impresionante despliegue de lujosos edificios para alojar las aduanas, los muelles de carga, las atarazanas y los bancos, edificios que en su mayoría siguen existiendo, son patrimonio de la humanidad, también, y definen el Bund, el malecón de Shanghái.
El Bund, el malecón, es una zona peatonal, un paseo marítimo, en este caso fluvial, pegado al curso del río Huangpu durante dos kilómetros. En este paseo se pueden ver hasta 52 edificios neoclásicos, construidos durante la primera mitad del siglo XX, lujosos edificios que en su día podían competir con los que en esos mismos años se elevaban en París o Nueva York. De hecho, a la zona se la llegó a conocer como el Wall Street de Oriente, y en recuerdo de esa similitud se ha instalado una réplica del famoso toro de Wall Street en el malecón. Los dos edificios más representativos son la Aduana, que completó su torre con un enorme reloj que llegó en barco desde Londres, y el hotel de la Paz, llamado, cuando se construyó el hotel Catay. Merece la pena disfrutar, andando, de este largo paseo peatonal y no solo por los edificios que comentamos, sino también, por las vistas a los rascacielos del otro lado del rió, del Pudong, la zona oriental, donde está el skyline de la ciudad, con algunos de los rascacielos más altos de Oriente. Y si merece la pena ver todo esto de día, más impresionante aún es verlo de noche. A ser posible, embarcados en uno de los numerosos cruceros que parten del extremo sur del malecón y recorren el río y permiten disfrutar del enorme espectáculo que suponen las luces que acompañan todas las noches las fachadas de los rascacielos, es uno de los principales atractivos de la ciudad.
Los enormes rascacielos de Pudong
El Pudong era una zona de pantanos hace 30 años. En 1993 el gobierno chino declaró el lugar zona económica especial y entonces fue cuando comenzó su transformación. Hoy cuatro de los edificios más altos de China y del mundo se encuentran en esta área, donde también hay un parque Disney, Disneyland Sanghái, y el mejor museo de la ciudad.
Experiencias de altura
El edificio más alto del Pudong es la Torre de Shanghái. Tiene 632 metros de altura, 128 pisos. Se puede acceder hasta el mirador, la plataforma de observación que ha dispuesto la torre a 550 metros de altura, en el piso 118. Al que te llevan unos ascensores, hay 106 ascensores en el edificio, que llegan desde la planta baja al piso 118 en 30 segundos. Hay un reloj, un segundero digital, dentro del ascensor, que va contando el tiempo que dura el viaje. Mas fuerte, solo para viajeros con muy, muy, poco vértigo, es la experiencia que proponen en otro de los super rascacielos la torre Jin Mao, un paseo por una cornisa del edificio, a 439 metros de altura, con arneses, correajes de seguridad y acompañados por empleados del edificio.
Junto con el Bund y el Pudong, el malecón y los rascacielos hay una tercera experiencia imprescindible en Shanghái: la calle Nanjing, la principal calle comercial de la ciudad y de China. Es peatonal, en el tramo que va desde el hotel de la Paz, en el Bund, hasta la plaza del Pueblo, una avenida de cinco kilómetros y medio, que acoge más de 400 centros comerciales, que si de día es todo un espectáculo, de noche no tiene rival, más luces, más pantallas, más animación que en Times Square en Nueva York, o Natham Road en Hong Kong. Aquí es donde los locales celebran el año nuevo, y por supuesto la fiesta de hoy, 1 de octubre. No es la única área comercial de Shanghái, pero si la más espectacular sobre todo, como decía, de noche. Imagina bajar por esta calle y encontrarte, al final, al llegar al malecón, con los rascacielos del Pudong cubiertos por anuncios creados con millones de luces.