Michelangelo di Lodovico Buonarotti, más conocido como Miguel Ángel, fue pintor, escultor, arquitecto y poeta. En cada una de estas disciplinas, alcanzó una perfección que lo ha convertido en una de las figuras más admiradas del Renacimiento. Su carácter, sin embargo, era tan complejo como su arte: era vanidoso, insociable, irritable y despótico, pero también un genio incuestionable, apodado "El Divino". Su vida transcurrió principalmente entre Florencia y Roma, donde trabajó para los poderosos Médici en la primera, y para varios papas en la segunda.
Nuestra ruta comienza en la Ciudad del Vaticano, hogar de algunas de las obras más conocidas de Miguel Ángel. A los 71 años, Miguel Ángel fue nombrado arquitecto jefe de la Basílica de San Pedro, donde diseñó la icónica cúpula central, símbolo de Roma y del propio Vaticano. Los visitantes pueden acceder a esta cúpula por escaleras o ascensor, y disfrutar de unas vistas espectaculares de la Plaza de San Pedro y de la ciudad. Además, en el interior de la basílica se encuentra una de sus obras más admiradas: la escultura de la Piedad, realizada cuando tenía solo 23 años. Esta obra, en la que la Virgen sostiene el cuerpo sin vida de Jesús, es la única escultura de Miguel Ángel que lleva su firma, ya que un rumor sobre su autoría le llevó a inscribir su nombre en el pecho de la Virgen.
Los frescos de la Capilla Sixtina: El gran legado de Miguel Ángel
No podemos hablar de Miguel Ángel sin mencionar su obra maestra en la Capilla Sixtina. Tras cuatro años de trabajo, la bóveda de la capilla se llenó de escenas del Génesis, siendo la más famosa de todas la Creación de Adán, en la que el dedo de Dios se acerca al de Adán. En el altar de la capilla, Miguel Ángel pintó El Juicio Final, una impresionante escena que incluye más de 400 figuras. Aunque está prohibido tomar fotos en la Capilla Sixtina, el impacto visual de estas obras es tan grande que no hace falta cámara para recordar la magnificencia del lugar.

Al lado de la Capilla Sixtina se encuentra la Capilla Paulina, donde Miguel Ángel pintó dos de sus últimas obras: la Conversión de San Pablo y la Crucifixión de San Pedro. Desde el Vaticano, nos dirigimos a la Basílica de San Pedro in Vincoli para admirar otra de sus grandes esculturas.
En la Basílica de San Pedro in Vincoli, encontramos la famosa escultura de Moisés, una de las obras preferidas por Miguel Ángel. Esta escultura forma parte del mausoleo del Papa Julio II, un monumento al que Miguel Ángel dedicó varias décadas de trabajo, pero que nunca llegó a completarse. A pesar de que el mausoleo fue una gran frustración para él, la escultura de Moisés sigue siendo una de sus obras más impresionantes. Se cuenta que, cuando Miguel Ángel la terminó, le dio un golpe en la rodilla y exclamó: "¡Habla!". La expresividad y realismo de Moisés es tal que parece cobrar vida. También en Roma, podemos ver otras obras de Miguel Ángel, como el Cristo crucificado en la iglesia de Santa María sopra Minerva y su trabajo como arquitecto en la Plaza del Campidoglio.
Florencia: La ciudad de Miguel Ángel
Florencia es la ciudad que vio nacer a Miguel Ángel y donde se concentran muchas de sus obras más célebres. En la Casa Buonarotti, se encuentran varios dibujos y bajorrelieves de su juventud, mientras que en el Museo Bargello se exhibe su escultura del dios Baco. La Galería de los Uffizi alberga su Tondo Doni, una pintura que refleja la perfección del artista. En el Palacio Vecchio, destaca su escultura de la Victoria.

Sin embargo, la obra más emblemática de Miguel Ángel en Florencia es, sin duda, El David, una escultura de más de 5 metros de altura que representa al personaje bíblico. El original se encuentra en la Galería de la Academia, pero hay dos copias de esta magnífica escultura en las plazas más importantes de Florencia: una en la Plaza de la Signoria y otra en el Piazzale Michelangelo, un mirador desde donde se puede disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.
Finalmente, la ruta por Florencia termina en la Basílica de Santa Cruz, donde Miguel Ángel está enterrado. Esta iglesia es famosa no solo por sus tumbas, sino también por los frescos, los vitrales y los retablos. Es un lugar cargado de historia y arte, y también fue el escenario en el que Stendhal sufrió lo que hoy se conoce como el síndrome de Stendhal, una reacción emocional ante la belleza de la ciudad que muchos visitantes experimentan.
Para cerrar nuestra ruta por la vida y obra de Miguel Ángel, nos despedimos con una canción que simboliza la conexión del arte con la pasión. Patti Smith, admiradora de Miguel Ángel, concluyó su concierto a los pies del David de Miguel Ángel en la Galería de la Academia con el tema "Because the Night". "Porque la noche es para los amantes", cantaba Patti, y qué mejor manera de despedirse de esta fascinante ruta por el genio del Renacimiento.