Dehesa y toro

La ruta del toro y la dehesa: Un viaje a la tradición y naturaleza de Extremadura

Extremadura, un lugar donde la naturaleza se encuentra con la tradición, ofrece un recorrido único a través de la Ruta del Toro y la Dehesa, un itinerario que explora la relación entre el toro bravo y el paisaje natural de la región.

Enrique Domínguez Uceta

Extremadura |

Lo que más llama la atención de la Ruta del Toro y la Dehesa es la estrecha relación entre ambos elementos, aunque, como nos explica Enrique, lo verdaderamente importante es la dehesa. Este ecosistema, fruto de la transformación humana del paisaje, tiene un gran valor en términos de sostenibilidad y biodiversidad. La dehesa extremeña acoge una fauna mediterránea variada, que incluye ciervos, jabalíes, zorros, jinetas y, sobre todo, una impresionante variedad de aves. En el cielo, se pueden ver águilas culebreras, águilas imperiales, buitres leonados, cigüeñas negras y muchas aves migratorias como las grullas.

Además de su rica fauna, las dehesas son un lugar ideal para la actividad ganadera, sobre todo para la cría del toro bravo, que encuentra en este paisaje un entorno perfecto para desarrollarse.

El toro bravo y Extremadura

Aunque hoy en día la cría de toros bravos es una tradición en Extremadura, su introducción en la región es relativamente reciente. Fue a principios del siglo XX cuando comenzó esta práctica, con la instalación de la primera ganadería de toros bravos en el sur de Badajoz, en 1923, por parte del Conde de la Corte. Esta ganadería se estableció en la finca Los Bolsicos, en Jerez de los Caballeros. Cuatro décadas después, la cría de toros bravos se había expandido a cinco ganaderías en la región, y hoy en día existen más de 40 ganaderías repartidas por las provincias de Cáceres y Badajoz.

Extremadura no solo es un lugar para la ganadería, sino que también se ha convertido en un destino para figuras del toreo. Según Turismo de Extremadura, más de una docena de toreros han elegido la región para establecer sus propias ganaderías y preparar su temporada taurina. Sin embargo, estas fincas ganaderas no solo sirven para fines profesionales, sino que también son lugares de gran belleza natural, ideales para disfrutar de la tranquilidad del campo. En las dehesas del norte de Cáceres, en el valle del Alagón y en la Sierra de San Pedro, y en la comarca de Olivenza en Badajoz, se encuentran algunas de las fincas más destacadas.

Toros en la dehesa
Toros en la dehesa | Canva

Turismo taurino: Vivir la experiencia en el campo

Una de las propuestas más atractivas de la Ruta del Toro y la Dehesa es la posibilidad de acceder a las fincas ganaderas y ver al toro bravo en su hábitat natural. A menudo, estas fincas están rodeadas de altas vallas y grandes portones, pero existen varias empresas turísticas que ofrecen recorridos por ellas en vehículos todoterreno. Durante estos tours, los visitantes pueden observar el carácter apacible del toro en la dehesa, alejado del bullicio de la plaza de toros y viviendo una vida tranquila junto a su manada.

Además de ver a los toros en su entorno, los turistas pueden aprender sobre el proceso de cría, el manejo de los animales y la historia de las ganaderías. Algunas de las experiencias más destacadas incluyen visitas con gastronomía, como las ofrecidas por Adolfo Martín en Escurial o el circuito tauro-gastronómico en la ganadería de Victorino Martín en Moraleja y Coria, en Cáceres. En Badajoz, es posible disfrutar de visitas con comida en la Ganadería Conde de la Corte, en Jerez de los Caballeros, o en la Ganadería Jandilla, en Mérida, e incluso hacer un paseo en barco por el embalse de Alqueva en la Ganadería Alqueva.

Las fincas ganaderas de Extremadura son en sí mismas un atractivo turístico. Las grandes casas de campo, conocidas como cortijos, combinan elementos de palacios y factorías agrícolas, y están rodeadas por corrales, tentaderos y pequeñas plazas de toros. En la región se encuentran algunas plazas de toros con un marcado carácter histórico y arquitectónico, como la plaza de Sancho Pérez, del siglo XIV, o las de Fregenal de la Sierra y Barcarrota, ubicadas en el interior de castillos.

Toro en solitario
Toro en solitario | Canva

Además de las fincas y las plazas, la cultura taurina sigue viva en la región, con eventos y fiestas que celebran la relación entre Extremadura y el toro bravo. Entre los más destacados están las fiestas de Olivenza, que se celebran a principios de marzo, las fiestas de Los Sanjuanes en Coria el 24 de junio, y las fiestas de La Moraleja en julio, dedicadas a San Buenaventura. En septiembre, las Capeas de Segura de León, en Badajoz, cierran el ciclo de festividades taurinas de la región.

La Ruta del Toro y la Dehesa de Extremadura no solo es un recorrido por el campo y la naturaleza, sino una inmersión en una tradición centenaria. La convivencia entre la dehesa y el toro bravo es un reflejo de la historia, el paisaje y la cultura de esta comunidad. A través de las fincas, las ganaderías y los eventos taurinos, los visitantes tienen la oportunidad de conocer una parte esencial de la identidad de Extremadura, un lugar que sigue siendo el hogar del toro bravo y de una rica tradición ganadera.