Los fósforos comparten con nosotros sus opiniones sobre la comida más asquerosa que hayan probado. Juan Hace 20 años en Filipinas probó unos huevos de pato “las sorpresa era cuando abrías el huevo...estaba aún en inseminación, al morderlo empezabas a notar los cartílagos del plato, se comía calentito”.
Hay muchas comidas un tanto repugnantes o que no son del gusto de muchas personas, Antonia nos dice que en un pueblo desierto de Marruecos llamado Merdani paró en un sitio donde había cabezas colgadas de cordero: “De ahí te dan ganas de salir corriendo a vomitar...Después, esas cabezas nos las pusieron para comer”. Se fue con muy mal sabor de boca...
Pero, en cambio, hay otras personas que están abiertas a probar nuevos manjares y no les supone tanto asco como Rodrigo: “Probé en Bali un arroz blanco con la sangre de una serpiente que mataron delante de mí...no estaba malo, incluso repetiría”. Y Ramón: “En Panamá, entramos en una cabaña para comer y nos pusieron gallina de palo. Empezamos a comer aquello y estaba muy rica, la impresión fue increíble”.