El matador de toros Joselito ha dejado al mundo del toreo con la boca abierta tras publicar su autobiografía en la que relata como nació entre drogas y logró ser torero.
Hace una autocrítica relevadora de sus inicios y de ‘ir para satanás, el toreo le quitó de en medio’. Se crio en un barrio del extra radio de Madrid con un padre bueno al que le gustaba poco trabajar y “con la droga creía que ganaba dinero de manera fácil”. Con un padre metido en el mundo de la droga, vivió una infancia rodeado de un submundo desagradable pero la fortuna de tener la ilusión de ser torero, le apartó de todo ello.
Como torero relata que tardó en cogerle un toro. Pensaba a los 18 años que no quería ser un parásito social ni una carga para sus padres y el hecho de que le cogiera un toro le permitiría saber si sería valiente y se volvería a poner delante de uno. El hecho fue que cuando le cogió un toro, fue una primera cogida fuerte.
Tuvo que dejar de estudiar a los 14 años al entrar en al escuela taurina. Ampliar el horizonte cultural, dice que le ayudó a coger seguridad delante el toro. Cuenta que leyó a García Márzquez y Edith Piaf lo cautivó de tal manera que cuando vio su vida en una película se dio cuenta que ‘ sufrir a la cantante le dio esa voz tan poderosa”.
Un relato en la que agradece al toro que le salvara la vida.
