Por primera vez en la historia se ha conseguido que un paciente de 65 años paralizado debido a una lesión en la médula espinal, logre describir sus pensamientos gracias a los sistemas Brain-Computer Interface (BCI), los cuales constan de unos electrodos que se implantan dentro del cerebro y que son capaces de interpretar las señales que produce nuestro cerebro y pasarlas a palabras escritas en una tablet o un ordenador.
Los electrodos intracorticales son unos cuadros metálicos de los que salen unos pinchos que se clavan en el cerebro, justo en la zona que contiene las neuronas que dan órdenes. "Estos pinchos son muy sutiles y tienen la suficiente sensibilidad para captar los estímulos eléctricos. Es una tecnología que se lleva usando décadas", ha aclarado el doctro Marimón y la doctora González.
Es tanto lo que ha avanzado la tecnología que unos investigadores de la Universidad de Stanford han publicado que los pacientes que se someten a estos avances son capaces de leer hasta 18 palabras por minuto con un 94% de precisión.
Estos sistemas también son utilizados para que personas ciegas perciban letras e identifiquen siluetas con un implante cerebral de microelectrodos.
¿Cómo funcionan estas interfaces entre el cerebro y la máquina?
Para entender cómo las ondas del cerebro se reflejan en la máquina, hay que saber cómo funciona nuestro cerebro cuando pensamos en algo sencillo como levantar la mano para saludar a alguien en la calle o mover el brazo para sacar la cartera. Este tipo de movimientos los hacemos porque primero los hemos pensado.
Hay un pensamiento dentro del cerebro que envía una señal a los músculo. Es entonces cuando los músculos realizan la función deseada.
Una de las células que tenemos en nuestro cerebro y que conforman nuestro sistema nervioso, genera unos impulsos eléctricos que son transmitidos por un cable que viaja por los nervios hasta llegar a los músculos, quienes realizan la acción.
Desde que nosotros percibimos un estímulo, hasta que el cerebro da la orden, existe un pequeño retraso imperceptible al ojo humano, debido a la electricidad que se está generando en nuestro cerebro y que necesita un tiempo para llegar a los diferentes lugares, han concluidos los doctores.