En el Día de Todos los Santos y aún con la resaca de Halloween, Oriol Marimón y Helena González nos explican lo que sabe la ciencia sobre los seres de leyenda muy propios de esta época: los vampiros, zombies y hombres lobo.
Vampiros
En el caso de los vampiros, esta leyendas se han inspirado en personas reales que sufrían una enfermedad llamada porfiria. La porfiria es un trastorno en el que ciertas moléculas llamadas porfirinas se acumulan en los huesos, en la piel y en los dientes.
Son unas moléculas que todos producimos, ya que son necesarias para crear glóbulos rojos. Pero en la porfiria, estas porfirinas no se pueden trasformar en el grupo hemo y se acumulan en la piel. Cuando esto pasa y les da la luz del sol, esta las transforma en unas toxinas que devoran la carne.
Esto explica que esas personas eviten la luz del sol, tal y como hacen en los vampiros. Además, los pacientes con porfiria presentan anemia y la piel muy blanca. Todas estas características pueden ser tratadas con trasfusiones de sangre, pero años atrás, cuando no había acceso a las trasfusiones, esas personas necesitaban conseguir sangre de otra forma.
Hombres lobo
Los hombres lobo también tienen explicación científica, aunque tienen más mito que realidad. Hay una enfermedad llamada licantropía, un trastorno mental por el cual, quien lo padece, cree que es un lobo y que se transforma en un licántropo coincidiendo con las noches de luna llena.
Zombies
¿Y qué ocurre con los zombies? Los originales, los primeros que aparecen, se cree que son una figura del vudú haitiano. Y según este mito, un zombie es un muerto resucitado por un mago para convertirlo en su esclavo.