María del Mar y su marido nunca pensaron que una Nochevieja les saldría tan cara. Después de salir a cenar a casa de un familiar, el matrimonio y su hijo regresaron a su domicilio y se percataron de que se habían dejado las llaves puestas en la puerta.
Como el marido de María del Mar se encuentra en una situación delicada de salud, la mujer decidió llamar a su cerrajero de confianza, pero al no dar con él, buscó uno por internet. Antes de que el hombre llegase a su casa, María del Mar le preguntó el precio del servicio, aunque fuese una cifra aproximada, pero el cerrajero no quiso proporcionárselo alegando que tenía que ver la puerta primero.
Una vez arreglado el problema, el cerrajero le dijo el precio del servicio y la cifra ascendía a más de 1.000 euros, en concreto 1.077,29 euros. A pesar de considerar que el precio era abusivo, por miedo a la reacción del cerrajero, María del Mar pagó, pero después de marcharse el hombre decidió hacer público lo que ella y su marido ven como una estafa.
Por su parte, la empresa VG servicios argumenta que el precio está justificado y no ha querido dar más explicaciones.