Ayer, en la Mesa de Redacción, les contamos la propuesta del Ayuntamiento de Sevilla, que se plantea cobrar entrada a todos los que no sean sevillanos, para visitar la Plaza de España de la ciudad. Según el consistorio, la medida serviría para poder recaudar dinero suficiente y poder financiar el cuidado de ese conjunto monumental tan maravilloso.
La oposición señala que para ello no hace falta inventar un torno de entrada en una plaza pública: bastaría con cobrar una tasa turística, como se hace en muchas otras ciudades de España y de Europa. Y más allá del caso en concreto, la historia plantea preguntas interesantes sobre el uso del espacio público, ¿es una buena forma de preservar el patrimonio y reducir las avalanchas? ¿O se trata de privatizar la calle? ¿Es justo que paguen los foráneos, sean alemanes o de Cuenca, y que sea gratis para los sevillanos?