Tiramos del hilo de ese "Super Martes", que ha sido el más previsible y el más carente de emoción de la historia. Ahora, el escenario electoral de EE. UU ya ha quedado clarísimo. En un rato está previsto que Nikki Haley, la única republicana que le tosió (poco) a Donald Trump, vaya a anunciar en rueda de prensa su retirada oficial de la carrera presidencial. Ha dejado, por tanto, vía libre a Trump como candidato republicano.
Estamos, pues, ante la reedición del mismo duelo electoral de hace 4 años, que acabó con Joe Biden en la Casa Blanca y aquel vergonzoso asalto al Capitolio de señores con cuernos y pelo en pecho. Biden y Trump está claro que no tienen rival en sus partidos, pero es curioso, porque a la vez son denostados, en general, por el electorado americano: al menos, eso dicen las encuestas.
Pero ahí están: un octogenario, y otro muy cerca de serlo, ya preparándose para unas elecciones en noviembre que tienen a las democracias liberales de Occidente con el corazón en un puño. Biden planteaba una pregunta: "¿Vamos a permitir que Trump nos arrastre otra vez hacia el caso, la división y la oscuridad?". Es una pregunta que vamos a trasladar a nuestros "gabineteros", pero, sobre todo plantearemos otra: ¿El mundo puede resistir cuatro años más de Trump? Y también, ¿qué está en juego en la geopolítica mundial, según gane el demócrata o el republicano?