Desgraciadamente en el mapa informativo, Valencia ha sido reiteradamente noticia no por lo que presume Barberá sino por lo que han ido demostrando los tribunales: la corrupción y el despilfarro.
Hubiera sido un detalle democrático que la exalcaldesa estuviese mañana presente, como lo estarán todos los alcaldes salientes, para entregar la vara de mando a la nueva autoridad municipal. Barberá ha escogido no tener que pasar por eso, seguramente porque ve humillación donde solo hay formas democráticas de proceder.
También para orillar otra humillación, la Infanta Cristina ha querido apuntarse el tanto de haber renunciado a su título como duquesa de Palma. Los tiempos no cuadran, sin embargo, y desde Zarzuela se insiste en que fue el rey Felipe VI quién decidió desposeer a su hermana del título y solo después llegó a palacio la carta de Cristina de Borbón con la renuncia. Lo que parece seguro es que Juan Carlos, padre del rey, nunca lo hubiera hecho.