El respeto por los derechos humanos suele ser el mejor barómetro para medir cuál es el nivel de desarrollo de una sociedad. Y si queremos hilar más fino en el nivel de civilización y de progreso, podemos mirar cómo se trata a los que no son humanos. Cada vez hay más países que legislan a favor del bienestar animal.
Esta semana ha ocurrido algo que no queremos pasar por alto. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dado un espaldarazo a las organizaciones animalistas que pedían prohibir el sacrificio de animales con los rituales kosher y halal, el único caso en el que hasta ahora se permiten formas de matar crueles, quiero decir, sin ningún tipo de aturdimiento del animal.
El caso es que judíos y musulmanes protestan por lo que consideran un asalto a los derechos religiosos de sus comunidades. Aunque el Tribunal Europeo, como decíamos, ha sentenciado que aturdir a un animal que va a morir para evitarle sufrimiento no vulnera ninguna libertad religiosa ni es discriminación alguna.