Se van sumando varias dimisiones de cargos públicos que se colaron por razones varias –y algunas nada verosímiles- en la lista de espera de la vacuna de la Covid. Esa lista en la que estamos todos.
Esta mañana se conocía la dimisión de la alcaldesa de Molina de Segura, paciente oncológica, y el sábado, la del JEMAD, el general Miguel Ángel Villarroya, de cuya renuncia habló el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida: "Quienes tienen la responsabilidad de dirigir la nación y tomar decisiones fundamentales para el futuro, a mi me parece muy lógico y razonable que se vacunen" ¿Tiene razón Almeida? Antes de despachar su propuesta sin analizar siquiera, no es malo que nos preguntemos si tiene razón.
Hay países en los que los dirigentes han sido los primeros en vacunarse con ánimo ejemplarizante. En España lo han hecho unos pocos, de tapadillo y, en su mayoría, han pagado un alto precio. ¿Es debatible y/ u opinable que los cargos públicos debieran vacunarse antes que los demás?
De momento, el presidente del grupo parlamentario de Unidas Podemos en el Congreso, ha pedido que se publique la lista completa de responsables públicos y políticos que se han saltado la cola de vacunación, y hay quién incluso pide la intervención de la Fiscalía por un posible delito de corrupción o malversación. ¿Hay que vacunar o no a los presidentes, ministros, alcaldes y mandos del ejército? ¿Es lo mismo un presidente del Gobierno o un Jefe del Estado Mayor de la Defensa, que un alcalde o un consejero de Salud?