El asunto, ya casi olvidado por la siempre débil memoria social, empezó en mayo del 2006 cuando la Guardia Civil detenía simultáneamente en Madrid, Barcelona y Zaragoza a los presuntos responsables de esa gigantesca trama de dopaje. Diez años han pasado, diez insisto, y sin embargo la pesadilla para muchos deportistas, puede que incluso hoy ya retirados, puede empezar de nuevo.
Resulta que la Audiencia de Madrid no autoriza a que las bolsas de sangre que fueron decomisadas sean destruidas. Al contrario serán entregadas a los organismos que las pidieron reiteradamente. Ello implica que 10 años más tarde empezaremos a saber otros nombres de deportistas, también clientes de Eufemiano Fuentes.
Si cometieron delito, habrá prescrito, como tantas veces ocurre en España, pero nadie les librará de una sanción social que puede acabar con su reputación.