El cara a cara de ayer tuvo cifras espectaculares de audiencia, a la altura de los grandes eventos televisivos como los deportes o Eurovisión.
La conclusión unánime es que el único encuentro que veremos entre Sánchez y Feijóo fue un debate bronco, lleno de interrupciones, en el que los datos fehacientes y la verdad tuvieron un papel secundario.
El discurso político fue lamentablemente, el que al parecer corresponde a los tiempos que vivimos, donde las ideas y las propuestas parece que no pintan mucho, que carecen de gancho, y sólo importa el ambiente de ring que los púgiles persiguen y sus huestes respectivas celebran como su fuera un derbi de fútbol.