El escándalo del Qatargate en el Parlamento europeo sigue creciendo. Ayer el pleno votó a favor de la destitución de Eva Kaili, la que era vicepresidenta del Parlamento Europeo, que hoy pasará a disposición judicial junto al exdiputado Pier Antonio Panzeri, ambos acusados de recibir sobornos por parte de Qatar.
La policía belga ha encontrado un millón y medio de euros en efectivo en sus domicilios, una cantidad que habitualmente nadie tiene en su casa. La trama de corrupción que se está destapando es seguramente la punta del iceberg. Hay implicados políticos, pero también asesores, funcionarios, periodistas e incluso la sospecha de que los sobornos pueden proceder de más países, como Marruecos.
Vamos a reflexionar sobre este asunto turbio que, sin embargo, no sorprende a casi nadie porque hace años que se presumía que Qatar había comprado decenas de voluntades. ¿Cómo de tocada puede quedar la reputación del Parlamento Europeo, con un caso de corrupción de tal dimensión? ¿Hay que revisar y supervisar la influencia de los grupos de presión, los famosos lobbies, sobre los eurodiputados?