Entramos en tiempo de descuento de la campaña andaluza. El pescado empieza ya a estar casi todo vendido. Aunque hay estrategias de última hora que responden, seguramente, a lo que los partidos deben recibir de sus sondeos particulares, esos que no se pueden publicar, que no nos enteramos nadie, pero con los que sí trabajan los políticos.
Los líderes apuran estos días discutiendo, sobre todo, sobre los posibles pactos y estrategias postelectorales y apelando al voto útil. Útil para un escenario y el contrario. No se recuerda ninguna convocatoria electoral en la que todos los partidos hayan apelado insistentemente a ese voto útil. Incluso los que tienen aspiraciones más modestas.
Y luego está el factor sorpresa. Los expertos demoscópicos igual lo hacen para curarse en salud, advierten de que no hay electorado más imprevisible que el andaluz. Que se lo pregunten a Javier Arenas o a la propia Susana Díaz. Nadie puede descartar que se cumpla la tradición andaluza de desmentir en las urnas lo que pronosticaron los sondeos, en cualquiera de los sentidos.
Vamos a hacer hoy balance de la campaña y a repasar las posibles sorpresas que podrían producirse. En una campaña que fue muy plana al principio, ¿cuáles han sido los picos, las subidas de tensión? ¿se han observado cambios de registro en los líderes según iban discurriendo los días? Nos lo preguntaremos en el tiempo de Gabinete con Julián Casanova, Elisa Beni y Juan Soto Ivars.